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El Brexit

Nunca pensé que sentiría envidia, atracción e incluso admiración hacia un país, hacia una nación, hacia un pueblo con el que mantengo serias diferencias históricas y culturales, pero que ha demostrado valentía e independencia a pesar de todas las presiones, todas las amenazas y todas las coacciones recibidas.

El Reino Unido fue preguntado sobre si deseaba seguir perteneciendo a la Unión Europea y mayoritariamente y contra todo pronóstico dijo un NO rotundo, que ahora es cuestionado por los “demócratas de toda la vida”.

Transcurridos pocos días desde la celebración del referéndum son muchas las voces que cuestionan el resultado. No nos debe de extrañar. Son los mismos que solo respetan el resultado cuando este les es favorable y se ajusta a lo que ellos piensan, sobre todo cuando se ajusta a su intereses económicos.

La Unión Europea se ha demostrado manifiestamente incompetente para dar respuesta a los problemas reales del ciudadano corriente, del ciudadano de a pie. Una excesiva burocratización y regulación, una pérdida de soberanía e identidad y sobre todo y muy importante no tener en cuenta las distintas sensibilidades de las naciones que conforman la Unión, hace de esta un órgano inoperante y alejado de todos. Sus políticas migratorias y económicas solo han servido para acrecentar las diferencias sociales y económicas entre sus miembros.

El pueblo británico ha estado muy por encima de sus gobernantes, nos han dado una lección de democracia e independencia que pocos esperaban y que los “agoreros” intentan desmontar a cualquier precio. No es fácil enfrentarse al poder establecido y salir indemne. Veremos lo que tardan en desmontar el resultado y revestir la situación.

Somos muchos los que deseamos ser preguntados si queremos seguir perteneciendo a esta Unión Europea de mercaderes que en nada nos favorece, que en nada nos beneficia. Nos hablan de macro economía, del hundimiento de los mercados, de las bolsas, de las nefastas consecuencias del BREXIT. ¿Nefastas para quién? Ahora resulta que la bolsa es el indicador de la economía real y que todos jugamos en ella. Justo lo contrario de lo que nos contaron al inicio de la crisis, donde las bolsas y los mercados estaban por las nubes y nos decían que la bolsa nada tenía que ver con la economía real.

Nos engañan de manera sistemática ajustando sus versiones al momento oportuno que consideran adecuado.

En España se lamentan de la decisión del pueblo británico y por otro lado nos dicen que ahora es la oportunidad de recuperar la soberanía sobre Gibraltar. No me lo creo. Ningún partido español de los que tienen representación parlamentaria lleva en su ideario, en su programa la reclamación de la soberanía de Gibraltar. Los británicos entraron en la Unión Europea en 1973 y salen ahora. España nunca debió ingresar en este organismo sin haberse asegurado su soberanía sobre el peñón. El 12 de junio de 1985 se formalizo el ingreso de España en el mercado común y en todo este tiempo y para vergüenza de todos nosotros, la cuestión gibraltareña ha importado poco, entre otras cosas porque allí es donde muchos de nuestros golfos más domésticos tienen su fortuna. Antes no importaba la soberanía sobre Gibraltar, dudo mucho que importe ahora y que algo haya cambiado, y si es así, entonces no sé porque no nos alegramos de la salida de los británicos si con eso se abre la puerta, la posibilidad de la recuperación del peñón. Todo mentira y nosotros de palmeros impasibles.

Javier García Isac / Una Hora en Libertad

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