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Es primavera en El Cairo

Víctor Vázquez

 Han florecido los jazmines egipcios en una primavera adelantada al mes de febrero, aunque también se podría decir que ha llegado con décadas de retraso tras un duro invierno de dictadura protegida por occidente y sus hipocresías aderezadas con mucho barniz de moralina y poca ética. Esperemos que el Gobierno provisional, con el ministro de Defensa en punta de lanza, haga la transición y no termine todo en un golpe de estado por la puerta de atrás con el que el antiguo régimen continúe, pero sin Mubarak. Tiene sus riesgos que en lo que fue una dictadura militar sea el ejército el que dirija el cambio, por mucho que manifieste su intención de traspasar el poder a civiles tras las elecciones y de respetar todos los tratados internacionales (incluida la paz con Israel). Lo realmente absurdo era que el dictador liderara la transición como pretendía con oscuros fines. Décadas tuvo para hacerlo. Llegó tarde y el testigo ha pasado a Libia: un nuevo sueño por cumplir. Gadafi será el tercero en caer.

Brillante Carrascal cuando escribe: “Sale un militar y entra el ejercito. Es lo único que sabemos de Egipto”. Y bastante sabemos. En Yemen y en Sudán ya no habrá reelección, dicen. En Jordania es el monarca con prisas el que pide ahora que se hagan reformas “reales y rápidas”. Marruecos tiene la cabeza del fósforo en el Rif y no termina de cuajar. Argelia arranca y desacelera en su intento de revolución con el miedo en los ojos de ver por el espejo una guerra civil demasiado reciente. Irán retoma revueltas dos años congeladas y empieza a teñirse de verde. ¿Qué dirá su presidente ahora que se le revuelven a él y cuando se refería hace unos días a Túnez y Egipto como un “despertar islámico” contra “dictaduras pro-occidentales”? Claro que Hamdy Hasan de los Hermanos Musulmanes afirma que “Egipto debe ser un país laico” con la marca en la frente del rezo diario golpeando el suelo. Algo no cuadra…, ¿cumpliría Ley cuando no encajara con sus creencias a pesar de no estar de acuerdo? Ahí reside el verdadero demócrata, y teniendo en cuenta que su proyecto político en un cercano 2008 era definido como un proyecto basado en el Islam… Caben las dudas. Y si Ghanuchi (Túnez) indicaba de primeras que el Islam no era la solución, en la trastienda defiende que está en contra de la laicidad.

Ad latere. Resulta cachonda la nueva ley suiza para bloquear cuentas de dictadores y reingresar lo robado a sus naciones. Pero sólo cuando caen, mientras están en el poder les siguen dando rentabilidades con todo el cariño. Golfos.

 

 

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