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¡Es verdad! El Islam es “una religión de paz, diálogo y concordia”

¡Es verdad! El Islam es “una religión de paz, diálogo y concordia”

El verano del año 2019 fui invitado a un congreso en la Universidad de Estambul, Turquía. El lema del congreso era “la paz, el diálogo y la concordia entre las civilizaciones”.

Un día antes del congreso, los organizadores nos invitaron a visitar el Palacio de Topkapi. Es un museo muy interesante, le conozco muy bien, le he visitado varias veces e hice un estudio sobre su contenido.

El guía, que era turco, profesor titulado en la Universidad de Estambul, empezó su exposición mostrando y presumiendo la espada de Muhammad, el Profeta del Islam, quien mató con ella a casi 3000 hombres; la espada de Alí, primo y yerno de Muhammad, quien mató varios miles de hombres; las espadas de los califas y generales famosos en el Islam, con cuyas “invasiones y matanzas” el Islam pudo conquistar y extenderse en medio mundo. Más tarde, nos enseñó con mucho orgullo la historia de Turquía o lo mismo, haciendo ostentación del imperio otomano y de sus sultanes.

El día siguiente, en mi exposición en el congreso, relaté a todos los presentes, entre ellos judíos y cristianos comprometidos, la excursión del día anterior al museo de Topkapi. Entre otras cosas decía:

El tema de nuestro congreso es paz y concordia. Ayer nos llevaron a visitar el Palacio o el museo más importante de Turquía, y nos mostraron con orgullo la espada del Profeta del Islam, Muhammad, quien mató a miles de hombres, además de distintas espadas de hombres conocidos dentro del Islam que mataron otros varios miles de hombres. ¿Saben quiénes eran estos hombres? Eran personas, judíos y cristianos, hermanos nuestros, que se negaron a convertirse al Islam y por eso fueron asesinados.

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La verdadera historia turca nació hace sólo 700 años, con la creación del sultanado otomano. Los habitantes anteriores de la tierra turca son los griegos, los sirios, los asirios-caldeos y los armenios.

Hace solo 500 años Constantinopla era la capital del estado bizantino griego, que el emperador Constantino estableció como la capital del Imperio Romano de Oriente desde el año 333 AC., hasta la fecha de su ocupación por los turcos en el año 1453.

Constantinopla ha sido la capital de la cultura griega durante casi 1200 años, y el escudo civilizado contra los bárbaros de las tribus del norte de Europa y la brutalidad de las tribus turcomanas en el este.

La Turquía actual, como muchos reinos y pueblos bárbaros, progresó mediante la utilización de la espada, y el empalamiento fue su emblema hasta hace muy poco.
De los 36 sultanes turcos otomanos, solo tres murieron de forma natural. El resto fueron asesinados, quemados y estrangulados, o ejecutados por otros métodos característicos de estos pueblos turcos bárbaros.

En aquel tiempo, una de las costumbres otomanas establecidas era que el sultán, cuando llegaba al trono, mataba por asfixia a todos sus hermanos y primos, después de cegarles los ojos, así no competirían con él por el trono. Ni un solo califa otomano rompió esa regla.

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Por supuesto, la mayoría de sus hermanos, si no todos, eran medios hermanos, de madres distintas a la suya. Cada sultán otomano tenía cuatro esposas a la vez y cientos de esclavas, y repartía sus noches entre este enorme número de mujeres. Por esa razón, todas las mujeres del sultán se peleaban entre ellas, por la asunción del príncipe, el heredero y el sucesor del padre. Claro, así las conspiraciones para matarse entre ellas era habitual.

Las primeras unidades jenízaras tenían entre sus filas a cautivos de guerra y esclavos adultos, secuestrados de pueblos cristianos. Conquistaban a los pueblos cristianos vecinos, les dejaban completamente quemados y destruidos, sus habitantes eran exterminados y solo respetaban la vida de las niñas y niños que eran convertidos en esclavos.

Estos niños eran criados en cuarteles especiales donde no conocían más que el estado otomano y un padre, que no era el sultán, y allí olvidaban su nombre, su origen y su identidad, y se convertían en un ejército de asesinos brutales, semejante a un ejército zombi. Se les llamaba jenízaros. En cuanto a las niñas, que tenían cinco o seis años, se las criaba en habitaciones especiales dentro de los palacios, para satisfacer los deseos sexuales del sultán y sus hijos.

Este es el Imperio Otomano al que Erdogan se enorgullece de pertenecer:

Una tierra robada a sus habitantes originales tras su exterminio.

Un ejército secuestrado en las aldeas fronterizas tras su aniquilación.

Madres concubinas, niñas esclavas sexuales, secuestradas en los mismos pueblos destruidos, entrenadas por prostitutas profesionales y hombres castrados.

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Gobernantes y sultanes que llegaron al poder pisando los cuerpos de sus padres y hermanos.

Una historia de asesinatos, saqueos, secuestros, violaciones, incestos, castraciones, empalamientos, extracciones de ojos y decapitaciones.

La historia misma del Islam está saturada de crímenes y manchada de sangre. Desde su nacimiento está atestada de violencia y guerra, fue trascendida por “el filo de la espada”, hasta el presente día. ¡No creo que en el futuro sea mejor! Si seguimos la pista de la vida privada de Muhammad, el Profeta del Islam, observamos que vivió para satisfacer sus deseos carnales y materiales. Muhammad se casó oficialmente con 10 mujeres y tuvo dos concubinas. Además mantuvo relaciones sexuales con 43 mujeres (esclavas sexuales), y tuvo en total 55 mujeres, con nombres y apellidos. Con 52 años, Muhammad se casó con Aisha… ¡Una niña de seis años! ¿Cómo se llama eso?

Uno de los responsables del congreso me invitó a abandonar el recinto, otros incluso me aconsejaron abandonar Turquía lo antes posible. Todo ello, porque el Islam es “una religión de paz, diálogo y concordia”.

Más información:
Raad Salam Naaman, “Este es el Islam”, editorial Monte Riego, 2015.
Raad Salam Naaman “Todo sobre el Islam”, editorial Monte Riego, 2013.
Raad Salam Naaman, “Desvelando el Islam”, editorial Monte Riego 2012.

Raad Salam Naaman
Cristiano católico caldeo de origen iraquí.
Doctor en Filología árabe, estudios árabes islámicos y ciencias religiosas
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