Estado de Excepción, por Ricardo Martín
Bruselas está adoptando unas decisiones económicas que movilizan miles de millones de euros, consciente de que vivimos una auténtica emergencia médica, social y económica mundial.
A diferencia de las medidas adoptadas por la Canciller Angela Merkel en 2010, asfixiando a Grecia, Portugal, Irlanda y España, ahora la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y los Estados que ostentan el control económico de la UE, han adoptado decisiones rápidas y comprometidas que pueden ayudarnos a superar esta gravísima crisis.
Incluso el grupo de los indecentes -Austria, Suecia y Paises Bajos- reconoce el momento de excepcionalidad que vivimos. Y siendo España el país más afectado por el coronavirus después del Reino Unido, ¿cómo es posible que las fuerzas políticas parlamentarias no coincidan en el diagnóstico y sigan jugando al “politiqueo”? Tendrían que conciencia de que España atraviesa un momento crítico.
Los resultados del confinamiento y el control de la movilidad, los ingentes recursos del Estado que el Gobierno ha puesto en marcha en pocas semanas coordinándose con Bruselas y las Comunidades Autónomas, se pueden considerar un éxito.
Y ha sido precisamente en las últimas fases de la desescalada y cuando toca diseñar el gran Plan Económico que nos reclama Europa. Cuando la miseria política ha alcanzado cotas sublimes: insultos, acusaciones, electoralismo, judicialización…
Sánchez, Casado, Iglesias, Arrimadas, Abascal… deberían asumir con urgencia que vivimos un “estado de excepción” y que es imprescindible un acuerdo sin vetos para avanzar. Ejemplos de planes consensuados son el Ayuntamiento de Madrid y algunas CCAA como Andalucía o Castilla y León. Hemos tocado suelo con el enfrentamiento estéril, Sánchez tiene la obligación de liderar un gran acuerdo de reconstrucción. Tendrá que hacerlo cediendo ante Casado. Y también convenciendo a Iglesias de que si no coopera habrán de convocarse elecciones generales en otoño o el primer trimestre de 2021.