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Gestión de expectativas

Víctor Vázquez

Bajo la basura y pienso que aún tengo el artículo por escribir. Reciclando el papel veo que en todos los periódicos desborda la palabra “crisis”. Una crisis que tiene mucho de haber jugado a las apariencias, de haber intentado alicatar con mármoles un humo que no es capaz de soportarlos.

El funcionamiento del Mundo se basa en una mera gestión de expectativas independientemente de que detrás haya una base, ya no digo sólida, sino real. Es una variante de la tan explotada cultura de la imagen donde se da más importancia a lo que se aparenta ser que a lo que se es, forzándonos, si queremos participar en el juego cruel de la supervivencia en esta sociedad, a gastar todas nuestras energías en esa máscara vacía convertida en lo único que tenemos.

Puro marketing de producto milagroso, en la mayoría de los casos. De ahí el abuso de las operaciones estéticas, de que sea más importante tener doscientos amigos virtuales en cualquier red social que tres o cuatro de los de verdad, de que salir en la televisión se convierta en objetivo aunque sea haciendo el ridículo, de que los músicos hagan playback, de que los niños antes querían ser futbolistas y ahora sólo famosos, del mercado de las imitaciones y marcas falsas, de no tener un euro y gastárselo en un coche siempre un punto superior a nuestras necesidades y nivel adquisitivo, de que se compren títulos universitarios, de que ARCO sea provocación sin arte -y ya ni eso-. ¿Seguimos? El listado sería eterno como el ego maníaco incandescente que nos inyectamos cada día al despertar.

¿Crisis en una zona euro tambaleante donde la puntilla la pone Grecia y sus plomadas? Más de lo mismo…, hasta los políticos de más alto nivel olvidan la que tendría que ser su verdadera responsabilidad y hacen ingeniería con los informes, son maquilladores de muertos que lucen sonrosados. La economía especulativa suple a la real convirtiendo en pura pólvora los mercados. Cuando la realidad explota, la mierda flota, y se ahogan en ella los que no tienen yate para atracar en un paraíso fiscal. Se habla ahora que hay que ayudar a Grecia; un país cuyos dirigentes mintieron una vez tras otra sobre su déficit y deuda pública llevando a la política la cultura del pícaro. ¿Unión monetaria cuando la fiscalidad y el gasto público va por libre? ¡Peligro!

http://barboletta.blogspot.es

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