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La mierda toca techo

Siempre se dice que hemos tocado fondo cuando las cosas van mal, cuando parece que más hondo no podemos caer… Cierto, pero cuando contemplamos alguna escena como la que me propongo analizar, ante el crecimiento global de la excreción, quizá lo más exacto sea afirmar que el mal en forma de corrupción ha tocado techo…, aunque la porquería amenace con desbordar hacia arriba.

Antes de abordar la cuestión, debo reconocer que de este asunto no sabía ni había oído nada hasta el pasado lunes siete de octubre, trece años después de los hechos que se juzgaban, nada más y nada menos. Ese día se dictó sentencia sobre el caso de los falsos paralímpicos. Ya sólo el nombre invita al vómito.

En mi opinión, si hemos llegado al nivel de meter mano en los Juegos Paralímpicos, haciendo que personas normales jueguen como si fueran discapacitados, haciendo un teatro execrable para así llevarse subvenciones y grandes viajes, es que hemos tocado techo en lo que a mierda se refiere. Y eso es lo que ha ocurrido en este país durante unos cuantos años, hasta el punto de ganar, al menos, una medalla de oro en una cita deportiva de ese nivel, en Sidney 2000. ¿Qué estaba en la mente de las personas que disputaban esa final de opereta? Yo no puedo imaginarlo por inexplicable.

Mucho más caquéctico resulta todo cuando el abogado de la única persona condenada a pagar una multa irrisoria por el escándalo dice que a este personaje, ex Presidente de la Federación de turno, le honra haber devuelto lo que se supone se llevó en subvenciones, y haber conseguido la exculpación de los jugadores al tomar sobre si todo el peso de la justicia.

Fernando Martín Vicente, que así se llama el pájaro, ¿ha reparado el daño causado al deporte español, al colectivo de los discapacitados en general, tan solo con devolver una suma que se supone era el dinero de las subvenciones recibidas? ¿Y el dinero del viaje? ¿Y las dietas? ¿En qué hotel se alojó durante esos días en Australia? ¿Ha devuelto el dinero? ¿Sólo reconoce que defraudó con el equipo de baloncesto o es razonable pensar que hubo más engaño? ¿Se han investigado otros campeonatos que están bajo sospecha mientras este impresentable regía la Federación? ¿Se ha dirigido a las organizaciones que trabajan muy seriamente con esos colectivos para pedir perdón?

Hace trece años de este asunto, ¿cuánta mierda ha crecido a nuestro alrededor desde entonces? ¿En qué nivel estábamos en 2000…? Urge una regeneración profunda en el sistema público, no sólo con controles estrictos sobre los procesos de toma de decisiones y el sistema en general, sino también con una formación exigente en ética personal y social.

Y, al mismo tiempo y con la misma urgencia, es clave que la Justicia no tarde trece años en juzgar este tipo de casos, sino que se agilicen los procedimientos y las sentencias para que nadie quede impune y la mierda no salga a borbotones por el tejado.

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