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Lenguas y endogamias

Víctor Vázquez

Ibarretxe ha conseguido -parece- que para el curso que viene no haya posibilidad, en su ranchito político, de recibir las clases en castellano. Quiere convertir el vasco en una lengua autista creando un engendro endogámico que sólo sirva para comunicarse entre caseríos. El problema surge al tratar de convertir el idioma en sólo un icono, perdiéndose su verdadera esencia: la pura comunicación. El vasco cada vez se conoce más pero se habla menos…  Y no diremos nada de ese estudio filológico que localiza el origen de la lengua vasca en el norte de Burgos; más que nada para que no se pongan a reclamarla como provincia de nueva anexión a su proyecto y montemos otro lío.

En el otro lado de la balanza está Savater, que ha explicado en una conferencia en Coruña que “la proliferación de lenguas es una maldición”. Cómo se le nota la influencia francesa de tendencia a lo unitario. Ay, el cartesianismo… De hecho, la Academia francesa ha salido en los últimos tiempos por las mismas veredas con eso de que “las lenguas regionales atentan contra la identidad nacional” o son un “atentado a la convivencia de los franceses”. Eso sí, cuando lo que ocurre es que se pierde un idioma, como ocurrió no hace muchos meses, con la muerte de la cacica Marie Smith Jones, última conocedora de la lengua Ayak, en Alaska, a todos nos entra el exotismo y la pena de que se pierda un patrimonio intangible de la humanidad y mil fundaciones darían millones para conservarla si aún se pudiera.

Resulta increíble que en un mundo que nos venden globalizado, con la capacidad de almacenamiento de información y con todas las facilidades tecnológicas a favor de la comunicación; la solución sea la tendencia a animalizarnos por unificación. Será más difícil de manejar, pero bendita la pluralidad. Lo único indiscutible, y que suscribo totalmente, del discurso de Savater es lo de los dos enemigos de una lengua: los que la prohíben y los que la imponen. Acaso no está haciendo Ibarretxe ahora lo que antes hizo Franco. Y convencido estoy de que si Ibarretxe tuviera una enfermedad grave, preferiría un médico con un postgrado en su especialidad (1 punto) que un médico de cuchara que le diga Bilbo askatua (17 puntos).

Claro que después sale Bibiana Aido, la ministra sin cartera y con teléfono prestado, con la coña de las miembras; una versión moderna de las jovenas de Aguirre. Por favor que denuncien a Microsoft por machista que se ha atrevido a subrayar con rojo de error esos palabros. Y al loro los onanistas, que si pasan de tocarse “la”, y se tocan “el”, pasarán a la categoría de zoofilia.

Cómo se nota que estos politicastros que nos mal-gobiernan por todos los lados están fuera de la realidad, transformando sus complejos individuales en problemas que inoculan como un virus a la sociedad que de lo que trata es de sobrevivir. Vergüenza les debería dar a unos por malgastar dinero en artificios absurdos a favor de un idioma y en contra de la comunicación -algo paradójico-; y vergüenza a los que nos cantan las maravillas de una globalización de cultura única que para que a todos sea asequible debe descender a estratos humillantes y que al final lo que esconde es la libre circulación de tiburones cuyo sueño es que todos seamos como salidos de una cadena de montaje para vender el producto en todo el mundo con el mismo anuncio.

http://barboletta.blogspot.es/
 

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