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Los fuera de la realidad

Se esconde mediáticamente el caso Pujol detrás del pequeño Nicolás, egomaníaco incandescente; como sirvió antes el ex presidente de parapeto en portadas para los bárcenas y los urdangarines. La actualidad manda en novedades y, así, muere casi televisada la Duquesa de Alba y Juan Carlos I sólo es noticia porque anuncia que Fernando Alonso vuelve a McLaren.

A todo esto los partidos tradicionales, ya mordidos definitivamente en el culo por Podemos, dicen que los hippies estos no tienen programa; algo que ellos si han demostrado no tener más allá del trampantojo electoral al ritmo de las mareas y tendencias para captar el voto superficial pero masivo del momento (ser conscientes de la sensibilidad de la ciudadanía, le llaman). Salvemos de esto último a una Izquierda Unida abducida y noqueada por lo que dice una fotocopia.
Recuerdo ahora a muchos políticos profesionales, esos que reniegan del concepto de ser casta, cuando con algo más que sorna decían que se constituyera en partido todo el batiburrillo del 15M y se presentaran a las elecciones. Nunca pensaron que eso podía ocurrir y menos en plan apisonadora de votos que les hundiera el negocio.
 
Qué esperan cuando salta la estadística de Cáritas informando de que el 15% de las personas con trabajo son pobres. Hasta ahora sólo el hecho de tener trabajo te libraba de caer en la exclusión social. Hoy en día ni eso te lo garantiza. Y es que bajo la excusa de crear trabajo y combatir el paro se ha dado barra libre a la temporalidad abusiva y a contratar con unos sueldos indignos (porque indigno es tener trabajo y no percibir lo suficiente para vivir).
 
La crisis es época de ganancias para los que tienen redes de arrastre y, así, proporcionalmente los sueldos de los “fuera de convenio” siguen subiendo. Cada vez más pobres y cada vez más ricos que con la excusa de la situación hacen ajuste para un beneficio que no repercute después en el grueso de la tropa. A fin de cuentas, piensan, ya se han acostumbrado a vivir en supervivencia y afortunados tienen que considerarse de tener trabajo… La brecha social que supone reventar una estable clase media traerá consigo algo que parecía tan superado como la lucha de clases. Y aún así tengo que leer cosas como las de Ignacio Camacho en el ABC cuando escribe: “Cataluña representa la ruptura territorial; Podemos, la ruptura política y la corrupción, la ruptura social.” La ruptura política, quizá, si pensamos en bipartidismo; pero ¿corrupción? Si en el peor de los casos aún no les ha dado ni tiempo. ¿Ruptura social? Confunde quien la pone encima de la mesa –o de nuevo, en el peor de los casos, quien se aprovecha de ella para ganar votos- con quien la ha creado, potenciado, financiado…
 
Otro titular, esta vez de La Razón y sobre la corrupción: “El PP está tan escandalizado como los ciudadanos”¿Tonto buenismo?, ¿Falsa empatía? La diferencia es que poco puede hacer rápido y efectivo cualquier ciudadano al respecto salvo cabrearse, pero sí quien manda. Estatuas de sal frente a la corrupción, eso es lo que son.
 

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