Política estatal, autonómica, ayuntamientos, diputaciones provinciales -esas que ahora Rajoy promociona- y comunidades de vecinos independentistas forman un engrudo de mundos paralelos que nos están jodiendo la posibilidad futura de levantar cabeza: la puntilla perfecta para redondear la crisis. En vez de complementarse, aprovechar sinergias, o simplemente desaparecer, duplican y hasta triplican las falsas competencias y el gasto real. Aquí todo cristo quiere ser cabeza de ratón y no cola de león –Javier Gallego dixit.
Lo que toca, por mucho sarpullido sentimental que produzca, es meter tijera a la Constitución por el medio de su Título VIII, o la falta de oxígeno nos dejará más tarados de lo que ya somos. Se tiene que acabar de una vez con el ¡Viva yo y mi caballo!
Y ya podemos los juntaletras ponernos a escribir de puta madre para mantener el tipo en este nuevo 98. Nos recuerda Gistau que de aquella entregamos Cuba, pero es que ahora es peor: entregamos España –¿o Espuñeta?
Yo, para mantener cierta tensión, escribo de pie los artículos en los que cito a algún político, apoyado en la barra de cualquier bar, por evitar aquello de lo que hablaba Lope de Vega respecto a la ira del español sentado… Sé que es un engaño pero de pie, la ira parece más ira.
Releo en la misma barra a Larra. Su artículo titulado El ministerial, donde trata de catalogar a toda esa ralea con falsas ansias que pudre España desde que la política es política. Elucubra con que no son hombres, aunque se parezcan mucho:“la misma fachada”. Y que seguro no son planta “pues no se cría ni se coge”. ¿Reino mineral? Nos vamos acercando pues tiene el tema“algo de mina”y por la superposición de diversos“empleos aglomerados en él”; pero tampoco, aunque a “fuerza de capas medra el mineral”y “a fuerza de empleos crece un ministerial”. Eliminado también el reino animal –por respeto- llega Larra a la conclusión de que estos pollos “más tienen de artefacto que de otra cosa”. Aquí me planto. Creo que lo del artefacto lo debería de desarrollar Vila-Matas, sin duda.
Continúa el de la lúcida bala: “No se cría, sino que se hace, se confecciona. La primera materia, la masa, es un hombre. Coja usted un hombre (si es usted ministro, se entiende porque si no, no sale nada), sonríale usted un rato, y le verá usted ir tomando forma […] Dele usted un toque de esperanza, derecho al corazón, un ligero barniz de nombramiento, y color pronunciado de empleo, y le ve usted irse doblando en la mano como una hoja de sensitiva, encorvar la espalda, hacer atrás un pie, inclinar la frente, reír a todo lo que usted diga.”Buena teoría sobre los orígenes del colocado, de esa forma política tan nuestra: la yernocracia.
