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Margaret Thatcher

He esperado para hacer la crónica por la muerte de la ex primera ministra británica para que me diera tiempo a hablar con mis amigas escocesas. Lo que sale por sus bocas, y eso que son generación indirecta, es irreproducible. De hecho, la poll tax que hundió a Thatcher, dando paso a la llegada de John Major, se inició en Escocia.

Iron Lady, según los rusos. Punk anti-establisment, según Steve HiltonThe Spectator. Milk snatcher, según las madres de los primeros setenta. Privatizadora hasta el abismo. Autoritaria. Ajena a cuotas. Palanca anti-comunista junto a Reagan, Juan Pablo II y, en menor medida, Kohl. Contraria a la Unión Europea a la maniera británica: dinamitando desde dentro. Contraria a la unificación alemana mirándola de reojo. Guerrera patriótica por unas Malvinas sin interés contra unos argentinos que jugaron mal al farol para tratar de camuflar los problemas internos con el espumillón del orgullo nacional. Superviviente de un atentado del IRA con los que decía no se podía negociar y ni si quiera dialogar, aunque ahora se ha descubierto que sí lo hizo, por lo menos esto último.

Liberalizadora de los corsés que en la City llevaban los tiburones mientras que, sin concesiones y desafiante, reventó el lobby sindicalista -lo que no consiguieron los mineros lo consiguió una pequeña tasa de solidaridad fiscal cuando le falló su propio partido político en 1990.

Siempre fiel a sus principios, muchas veces equivocados, como su concepto de “libertad” que hoy sufrimos a nivel global tras ser llevado a su máxima expresión. “Libertad” como Economía de Mercado pensando que es sólo pureza entre oferta y demanda. Capitalismo Popular basado en el esfuerzo que tras perderse este último, y sin ética, llega a la promoción barata del consumismo absurdo y de los nuevos ricos mientras la brecha social se polariza. Utopías teóricas incapaces de llevarse a la práctica ceteris paribus al igual que el comunismo contra el que luchó o, por poner ejemplo radical: el anarquismo. El thatcherismo, hoy en día, y por mucho que digan algunos, no es válido, y no creo ni que le gustara a la propia Margaret teniendo en cuenta donde ha terminado; de hecho ésta veía como lo mejor de su legado la tercera vía de Tony Blair.

Otro bello disparo: “No existe algo llamado sociedad, existen hombres y mujeres individuales y existen familias, y los gobiernos no pueden hacer nada más que a través de las personas, y son las personas quienes deben cuidar unos de los otros.” Y entre todos, lo mataron…

CODA: “La dama que soltó los perros de la codicia.” Manuel Vicent; y por mucho que no le guste a Edurne Uriarte.

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