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Nicolas Sparks saca lo peor de mí por Semana Santa

Todos encerramos un pagafantas en nuestro interior, por lo que el que más o el que menos se ha visto obligado a ver trasladada a la pantalla alguna de las obras maestras de Nicolas Sparks, porque "me toca elegir a mí que ya vimos La matanza sangrienta de los zombies cerveceros por tu culpa la semana pasada". Para los afortunados que le desconozcan basta decir que viene a ser el Stephen King del género moñas, y cuenta con una legión convencida de seguidores, con mono de azúcar, que le aúpan al primer puesto del hit parade cada vez que saca al mercado una de sus joyitas, lo que suele ocurrir una o dos veces al año.

En Semana Santa se estrenó ‘Lo mejor de mí’, que consiste en dos horas de preciosos atardeceres y lacrimógenas cartas leídas en voz en off (cuando me viene a la mente Mensaje en una botella, otra de las cumbres del ínclito escritor, aún me entra ardor de estómago), señas de identidad del subgénero que Sparks forma en sí mismo.

No entiendo qué gracia tienen estas pelis cuando todos sabemos lo que va a pasar, o sea los protas se enamoran y a continuación les sobreviene una concatenación de todo tipo de desgracias que amenazan con separarles definitivamente. Pero en el  universo ‘sparkiano’ SIEMPRE el amor triunfa sobre cualquier dificultad, sea ésta la que sea, por lo que el final suele ser el mismo. Ah, sí, y muy románticas en teoría y platónicas  y bonitas y tal, pero luego a la hora de la verdad, aquí vamos a lo  que vamos, a la primera de cambio a la cama (no somos ni Romeo ni  Julieta, ni estamos en la Italia medieval).

Conozco bastante bien (no preguntéis por qué, pues como comentaba  todos somos unos pagafantas) el film más conocido de la factoría  Sparks, ‘El diario de Noa’, de esperpéntico título en español que jamás entendí… ¡por qué el personaje se llamaba Noah! Por eso me ha llamado  la atención de ‘Lo mejor de mí’ que ahora Nicolas Sparks se plagia a sí mismo, porque no es que se parezca al legendario film que tantísimo nos hizo llorar, sino que se trata de una fotocopia. Por si se le calentaba la cabeza demasiado, el sensiblero escritor le ha cambiado  los nombres a los personajes y hala, ¡marchando una de novela moñas nueva! Total, a los lectores les va a dar igual…

O sea, que aquí la conquista amorosa también se desarrolla en dos  tiempos, y también tenemos chica de familia acomodada que se fija en joven pobretón como las ratas, pero honrado y habilidoso. ¡Y por  supuesto uno de los progenitores la monta para sabotear la relación! A su vez ‘El diario de Noa’ tampoco era muy original, como sabrán todos  aquellos que conozcan ‘Tomates verdes fritos’. Aquí no tenemos ni siquiera  a Rachel McAdams y Ryan Gosling, sino al  sosísimo James Marsden (secundario en aquélla) y a Michelle Monaghan,  que tienen menos química que el agua y el aceite.

Tras dos horas, el final me pareció tan increíble, grotesco e hilarante que decidí hacerme con el libro para leerlo, a ver si era igual. Pues bien, resultó que el del texto lo supera con creces, ¡tremebundo!, ¡el más difícil todavía de la obra de Sparks! Aún estoy impactado.

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juanluissanchez.blogspot.com

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