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Oh, rara Navidad

Juan Julián Elola

Se ha terminado un año que ha sido, sobre todo, raro: muy especial. Injusto y duro para muchos, pero también con demasiados altibajos en lo político y lo económico, especialmente a nivel europeo. Luego, como siempre, cada persona lo contará según lo haya vivido, y en eso tiene una gran influencia la faceta personal, sus relaciones y sus propias experiencias, por encima de las grandes citas históricas. Pero no cabe duda de que todos  hemos sentido como un tanto extraño este año. 2011 se ha ido, para la mayoría por fin, que se ha hecho largo.

A esta singularidad de las experiencias colectivas du-rante el año se ha unido este final sumamente atípico. En Madrid, al no haber trasladado la fiesta de Navidad o la de Año Nuevo al día siguiente (26 de diciembre o 2 de enero) como han hecho otras comunidades autónomas, hemos pasado unas fiestas que, en cierto modo pierden su categoría de fechas especiales, al tener que celebrar las comidas familiares un sábado y sufrir el resto de la semana completa. Se vive una alteración total de los hábitos semanales en un animal de costumbres, como somos los humanos, que por otro lado, hemos compatibilizado semanas enteras en el ámbito laboral, sin descansos entremedias como es lo acostumbrado en las épocas finales del año. Pero es que, más importante, suponen un factor más estresante para aquellos que trabajamos, puesto que tendremos que forzar la maquinaria para realizar todas aquellas actividades que podríamos considerar típicas, incluyendo las compras tradicionales, a la salida del trabajo o en el escaso tiempo que dejan estos fines de semana. Curioso que un sábado sea Nochebuena, y otro Nochevieja. 

Finalizar años, resúmenes globales, memorias,… a la vez que sabes que no vas a parar de hacer las cosas clásicas. Quizá a alguno no le parezca importante, pero preguntad a los empleados de los grandes almacenes, veréis como van a terminar estas fiestas tan atípicas como para ir a un balneario. Pues bien, el resto de trabajadores vivimos una situación similar, aunque lo notemos menos o lo relacionemos más indirectamente con nuestra actividad laboral. Es una situación que se repite periódicamente, como es lógico, pero suele acompañarse del pase del festivo laboral correspondiente al día inmediato, lo que permite una cierta relajación (y, sobre todo, acorta la semana laboral).
Añadido, tampoco la política nacional se ha librado de ser diferente, aunque habitualmente coincide con un parón de información sobre el tema durante al menos los días ‘tan señalados’. La lotería fue noticia al tiempo que el nombramiento de los ministros por parte del presidente del Gobierno, recién elegido en unas urnas que prácticamente olían a turrones. Y los dos primeros Consejos de Ministros con los recién nombrados que han aprobado una serie de medidas de calado social y que, sin duda, alteran el espíritu navideño que tantas veces mencionamos. Nueva sensación sin duda en lo que es la política nacional. Sin contar lo chocante, por la situación actual, que ha sido la expectativa con que se ha esperado por parte de muchos el discurso navideño del Rey, que ha provocado reacciones incluso en quienes habitualmente no hacen mucho caso de estas ferias.

En fin, que queda mucho para que se repita una situación así, y espero que para entonces se hayan corregido las festividades.
 

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