Llevamos meses, quizá años, oyendo hablar de populismos: populismos de derechas como el Frente Nacional de Marie Le Pen o el Partido Republicano de Donald Trump, y populismos de izquierdas como Siriza en Grecia o Podemos en España.
Desde el punto de vista de la Politología, de la que creo saber algo porque, como decía Aristóteles, todo Hombre es un Ser Político, me resulta extraño que un movimiento político pueda ser de extrema derecha y también de extrema izquierda. Es cierto que los extremos se tocan, y tienen en común sobre todo el odio. Odio al que no es como ellos. Odio a los extranjeros (en el caso de los derechistas), y odio a los poderosos en el caso de los izquierdistas. Pero, aparte de ese odio común, y de algunas semejanzas en la forma del mensaje y el uso de las redes (a)sociales, no creo que Podemos sea un partido populista.
Podemos es demagogia pura. Aristóteles, a quien ya he citado, definía la Demagogia como la corrupción del sistema de gobierno democrático. En su obra Política, libro 3, capítulo 5, se lee: la República es «el gobierno de todos, cuando está combinado en vista de la común utilidad», y la Demagogia es la corrupción de este sistema de gobierno, pues supone «el abuso de la autoridad suprema en beneficio de los pobres». Es decir, el sistema de gobierno democrático consiste en gobernar para todos, y el sistema de gobierno demagógico consiste en gobernar solo para los pobres, no para todos.
Lo que quiere Podemos es excluir a una parte de la población, la que ellos llaman casta, elite o, en general, las personas de clase media y alta, de su gobierno. Gobernar solo para los pobres, para la «gente», un calificativo que ellos aplican a una parte del pueblo. Por eso no hablan de «pueblo», para evitar que se les llame populistas o, peor aún, «populares». Pero no solo por eso. Cuando hablan de «gente», lo hacen expresamente para hablar de una fracción de la sociedad española. Porque lo que desean es gobernar demagógicamente para los pobres, para la gente. Con ese calificativo nos eliminan, nos mandan al exilio virtual (y quizá real) a los que no nos consideran de los suyos. Quieren gobernar para una supuesta mayoría en contra de una supuesta minoría.
Lógicamente, me van a tener enfrente. Yo deseo un gobierno para todos los españoles, no solo para una mitad o una fracción. Y si la «gente» cree que un gobierno constituido por un profesor interino de Universidad, tres becarios y un investigador del CSIC nos va a sacar de la crisis y nos va a solucionar los problemas a los habitantes de la 13ª potencia del mundo, en pleno siglo XXI, es que ha caído en la Demagogia.
