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Primeros datos del 2014

De vueltas ya de las fiestas invernales disponemos de los primeros datos sobre el consumo de nuestro comercio correspondiente a la campaña de ventas navideña, coincidente a la vez con los primeros datos del 2014. Dichos datos pueden someterse a diferentes lecturas e interpretaciones, todas ellas igual de válidas y acertadas, desde las más optimistas que explican el inicio visible de la recuperación del consumo y del flujo económico positivo, a aquellos que afirman que la recuperación es tan ligera y apenas perceptible que los empresarios seguirán su penar en el desempeño de la actividad comercial.

Los datos en nuestra comunidad reflejan, en términos generales, un pequeñísimo incremento de las ventas, positivo pero insuficiente para generar riqueza, desarrollo y empleo, que es lo que nos mueve a todos los que dedicamos nuestra vida al comercio y a los comerciantes. Incluso los diferentes territorios de la comunidad han tenido diferentes comportamientos, pero con un denominador común, porcentajes de incremento de actividad muy liviano, casi irrelevante.

Finalizaba esta columna (diciembre) que amablemente me ceden mensualmente mis amigos de El Distrito, instando desde la convicción y la responsabilidad a las instituciones y a los agentes que participamos en el comercio de Madrid que, o elaboramos conjuntamente programas y proyectos de desarrollo económico ambiciosos pero a la vez fiables y eficaces, o permaneceremos mucho tiempo reptando entre cifras de irrelevante trascendencia económica para todos. Como las que se han producido durante la última campaña invernal, que sólo han servido para dejarnos un cierto poso de esperanza y aguardar a que se acabe de consolidar la tan nombrada y ansiada recuperación económica. Constatamos y alabamos los esfuerzos que desde las administraciones madrileñas se están haciendo para dinamizar la economía de nuestra región y tratar de potenciar aspectos manifiestamente mejorables que lastran su crecimiento, pero volvemos a insistir en que sin la participación de todos, de los que más saben de esto, de empresarios, comerciantes, trabajadores, asociaciones y confederaciones empresariales, el proyecto adolecerá de solidez, quedará cojo por alguna de las patas de la mesa del comercio, imprescindible para consolidar el crecimiento de nuestra actividad. Un gran plan conjunto que involucre a todos los participantes que tengan algo que aportar y a los que no se les pueda echar en cara su no participación en la toma de decisiones, sugerencias y críticas constructivas. En ello me detengo, nadie tiene que temer a las críticas constructivas, sobre todo si están motivadas por el espíritu colaborativo y por el bien común; y menos que nadie nuestros administradores de la cosa pública que tienen que vernos como compañeros en este viaje por el crecimiento económico.

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