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Rajoy ganó, Zapatero perdió

Ángel Rico

Desde hace más de una década España no vivía un enfrentamiento tan espectacular. Lejos quedan ya aquellos debates entre González y Aznar que marcaron la campaña del 93 y que fueron determinantes para que el PSOE se alzara con la victoria contra todo pronóstico.

Quince años después, Rajoy y Zapatero se enfrentaban a doble partido, tras una legislatura con importantes brechas políticas entre ambos candidatos, en dos debates, tan esperados por muchos como decepcionantes para los que esperaban escuchar más propuestas concretas por parte de ambos líderes. 

En ambas ocasiones, todo parecía a favor de Zapatero, sobre todo después del desastroso debate de Pizarro con  Solbes. Pero para sorpresa de propios y extraños -de todos es sabido el escaso tirón mediático del líder del PP-, Rajoy fue capaz de trasmitir el sentir de la ciudadanía sin dejarse nada en el tintero. Como los bloques temáticos cerrados impuestos por la Academia de Televisión, cinco fueron las claves sustanciales del encuentro dialéctico entre candidatos. 

En primer lugar, los mensajes vacíos del presidente. El mensaje de ZP fue puro marketing político, incapaz de sostener argumentación alguna. Un elemento que supo aprovechar perfectamente el aspirante para dejarle desarmado a la primera de cambio. Rajoy dejó claro así que los mensajes del candidato socialista son muy bonitos de cara a la galería pero no sirven en absoluto para solucionar los problemas reales de los españoles.

En segundo lugar, la inmigración y el desastre de la regularización pusieron en evidencia las carencias de un Presidente que parecía guardar ciertas reticencias a profundizar en una de las cuestiones que más preocupan a los ciudadanos. Sin embargo, el líder del PP abordó el asunto sin tapujos. Por primera vez en este país un político habló claro sobre el tema, diciendo las cosas como son sin tener miedo a la demagogia barata de una minoría de esta sociedad. Todos sabemos que España tiene un gran problema con la inmigración y Rajoy dejó claro que quiere poner medidas para solucionarlo, mientras el Presidente ZP dio vueltas y vueltas para no hablar del tema y cuando lo hizo quedó en evidencia con el famoso “bonobús”.

Por otro lado, el diálogo político con los terroristas y las mentiras perdieron al presidente Zapatero a pesar de sacar a relucir la Guerra de Irak y el 11-M con la intención de despistar a los telespectadores; y es que, han pasado ya cuatro años pero no ha olvidado que la Guerra de Irak y el 11-M le llevaron a la Moncloa. Eran indefendibles los argumentos de José Luis. Pese a los esfuerzos por justificar un diálogo que no ha llevado a ninguna parte y a su afán de acusar a la oposición de utilizar tan espinosa cuestión con fines electoralistas, una cosa quedó clara: su política antiterrorista no ha tenido ni pies ni cabeza. Hasta cinco veces tiró el aspirante en este apartado al campeón a la lona y finalmente sólo la campana salvó al Presidente de un K.O. seguro.

Pese a todo, Zapatero es un político mucho más mediático que Rajoy y domina los medios mejor que su adversario. Un punto a su favor que supo utilizar cuando el líder de la oposición le apretaba el lazo en cuestiones espinosas. Hasta 4 veces interpeló directamente el presidente al espectador mirando a cámara y prometiendo a los españoles un futuro mejor.

Por último, aunque Rajoy demostró mucha más contundencia que su adversario, algunos puntos negros empañaron su intervención. Por ejemplo, dejarse interrumpir por el candidato socialista y sacar el tema de la niña a pesar de todas las criticas recibidas tras el primer debate.

Pero lo peor lo encarnaron los medios de comunicación afines al Gobierno y la moderadora. Los primeros por defender lo indefendible y la segunda por que parecía parte del decorado.

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