Sí, vale, entiendo que Toni Cantó afirme que “escandaliza más que un diputado enseñe el culo, a que robe”. Pero oiga usted, que con la que está cayendo encima un miembro electo del Congreso de los Diputados exhiba su trasero –por mucho que rodara el film antes de su elección– es un poco la gota que colma el vaso.
Resulta que recientemente acudí ver un film español rodado en Cuba recientemente estrenado, La partida, de temática gay, dirigido por Antonio Hens, del que guardo muy mal recuerdo por su estrepitosa película anterior, Clandestinos, en torno a unos terroristas homosexuales que volaban la bandera de España de la Plaza de Colón, rodada con una factura que a cualquier amateur le daría vergüenza ajena. Y me encuentro con que el hombre ha mejorado como realizador, algo es algo, y también con el destacado miembro de UPyD interpretando a un turista sexual que recaba los servicios del protagonista, un chico pobre que ejerce de chapero para sobrevivir en el Malecón de La Habana.
Tras la sorpresa inicial (¿qué hace este hombre ahí en lugar de preocuparse por los numerosos problemas de los ciudadanos?), lo cierto es que me he informado un poco, y el film se rodó en 2009, antes de las elecciones. De cara a su estreno, el director llegó a consultar a Cantó, ofreciéndole la posibilidad de cortar sus secuencias, pero éste se negó, pues le parece "normal" aparecer en una película. Yo, cuanto menos pienso que choca un poco, pues francamente, aunque hubiera concluido la filmación antes de acceder a la Casa Blanca, ¿qué hubiera pasado si Ronald Reagan siendo presidente de los Estados Unidos nos hubiera mostrado sus vergüenzas en una película?
Leo en una entrevista que el intérprete piensa que la política no le llena, que lo suyo es la interpretación. Pues bueno. Si esto es así lo menos que podría hacer era callárselo. No voy a entrar a trapo en cuestiones sobre lo poco crítica que es la película con un personaje que acude a un país pobre a aprovechar la coyuntura para living la vida loca. Un cineasta de primera se habría distanciado más de él, pero aquí el español que interpreta el político adscrito a la comisión de la cámara baja de Cooperación Internacional para el Desarrollo es hasta un tío majete.
Pero vamos al grano. Lo que sí me gustaría dejar un poco claro es que lo que realmente me ha irritado, y me ha hecho escribir este artículo no es que Cantó compatibilice su puesto con rodar cine. Lo que me ha puesto sinceramente furioso es… ¡lo mal actor que es!
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