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Turquía
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Ojo con la Turquía de Erdogan

Turquía contiene casi 80 millones de habitantes, el 99% de la población turca profesa la religión musulmana, el 80% pertenecen a la rama suní y 19% a la rama chií dentro del Islam, 1% de la población pertenece a otras religiones, en particular cristianas (iglesias orientales) y judíos. Turquía es el puente entre dos continentes, Asía y Europa, los vecinos inestables; Siria, Irán e Irak, en su parte asiática, y por estados en quiebra como Grecia o Chipre, en la margen euro mediterránea. Cuidado con Turquía de Erdogan, miembro de la OTAN, candidato a liderar la zona.

Recep Tayyip Erdogan, nació el 26 de febrero de 1954 en Rize, localidad ribereña del mar Negro, musulmán piadoso por tradición familiar. A mediados de los años 1970, Erdogan se adhiere a la organización de jóvenes del partido islamista (MSP, Milli Selamet partisi), el partido de la Salvación Nacional. En 1973 completó su formación en una escuela para imanes, estudiando la ley islámica, sobre todo, las ideas de las dos escuelas Shafi’i y Hanbali, luego estudió economía y comercio en la Universidad de Estambul, por la que obtuvo su diplomatura. Su carrera política se vio interrumpida por el golpe militar de 1980, que radicalizó la fidelidad castrense al legado laico de Atatürk, el MSP fue declarado fuera de la ley, lo mismo que los otros partidos políticos islamistas. Pero su carrera política recibió un impulso decisivo el 27 de marzo de 1994, cuando fue elegido alcalde de Estambul aunque solo obtuvo el 25 % de los electores.

El 21 de abril 1998, el tribunal especial de seguridad de Diyarbakir condenó a Erdogan a diez meses de prisión, una fuerte multa y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, al denunciarlo y procesarlo por pertenecer a una organización radical islámica y citar en un mitin electoral un poema religioso al que pertenece el siguiente fragmento “Las mezquitas son nuestros cuarteles, las cúpulas nuestros cascos, los minaretes nuestras bayonetas y los creyentes nuestros soldados”, semejante a los poemas y discursos de los fundadores de la cofradía de los Hermanos Musulmanes en Egipto. Erdogan recobró la libertad el 24 de julio 1999, tras la prohibición constitucional del su partido MSP, acusado de no respetar el laicismo. Dos años más tarde en 2001, Erdogan fundó el partido “Justicia y Desarrollo-AKP”, es un partido conservador de tendencia religiosa islamista radical vinculado a las ideas Salafistas y a su vez a los Hermanos musulmanes. Un año más tarde, en 2002, el partido “Justicia y Desarrollo-AKP”, a la cabeza Erdogan, ganó las elecciones generales turcas, además de tres elecciones generales consecutivas, gobernando Turquía hasta hoy. Esté significa que tiene muchos seguidores y una buena presencia dentro de la sociedad turca, al mismo tiempo, simboliza que la presencia de los Hermanos musulmanes en Turquía es muy reveladora.

Desde su llegada al poder, el objetivo principal de Erdogan es demoler la república laica de Atatürk, a un estado islámico, reformar y cambiar la constitución laica turca a una Ley islámica, para pasar de un sistema parlamentario a uno presidencialista. En 1923 Atatürk, fundó la República laica de Turquía y fijó la constitución laica bajo el mando del ejército turco, por eso, Erdogan no consiguió su objetivo, hasta ahora. Sin embargo, Erdogan y su partido islamista, AKP, ha logrado poca a poco introducir en las limitaciones de los derechos humanos, a la intromisión en la vida privada, asignando la educación religiosa, forzando a las chicas a llevar el velo y ir a la escuela para estudiar la religión islámica, cambiando las escuelas en colegios religiosos islámicas, reducir la venta pública de las bebidas alcohólicas; como el raki la bebida turca más tradicional, además de mandar a construir más mezquitas en Turquía.

Conozco muy bien, visitado varias veces Turquía en general y Estambul en particular, antes y después de Erdogan. No tiene nada que ver Turquía, antes de Erdogan que era un país muy occidental y muy abierto y Turquía de hoy con Erdogan que es un país más cerca del radicalismo islamismo. Erdogan hace tiempo que renegó del multilateralismo. Cree que Turquía es una gran nación que debe hacer valer sus intereses en Oriente Medio. Erdogan ya cometió un error estratégico muy grave al inicio de la guerra en Siria permitiendo que los insurgentes islamistas, muchos vinculados a Al Qaeda, se nutrieran de armas, dinero y guerrilleros a través de su territorio. Luego cometió un segundo error buscando el abrazo del oso ruso. Erdogan quiere evitar a toda costa que los kurdos de Siria establezcan una entidad semiindependiente como han hecho los kurdos en el norte de Irak.

La ofensiva siria a la cabeza Bashar Al Asad, respaldada por sus aliados rusos a la cabeza Putin, para recuperar el control sobre la conflictivas región de Idlib, último bastón de los rebelde, entre los que predominan los milicianos de corte salafista, a los que tanto Moscú como Damasco consideran terroristas, restos de ISIS, provocó el envío de miles de efectivos por parte de Turquía que dispone de doce puestos de observación en la provincia de Idlib. Hace nueve años, Idlib fue una de las primeras ciudades en levantarse contra el régimen de Damasco y de las últimas en caer. Allí se han refugiado los últimos rebeldes, muchos de ellos son combatientes islamistas. Durante el mes de febrero, el ejército sirio y sus aliados rusos e iraníes atacaron en Idlib los doce puestos de observación turcos, que en realidad son bases militares. Turquía, desde entonces, los ha reforzado con, al menos, tres brigadas de caballería. En estos combates han muerto medio centenar de combatientes del bando turco y un centenar del bando sirio. Las fuerzas aéreas de Rusia también han bombardeado las posiciones turcas.

La batalla final por Idlib ha provocado el desplazamiento de más de un millón de personas que se han refugiado en campamentos en la frontera Siria-Turquía.

Después de varios cambios de manos en los últimos días, Idlib ahora está en poder sirio. El ejército turco quiere recuperar la plaza con el apoyo de los milicianos yihadistas de Hayat Tahrir al Sham, un grupo afín a Al Qaeda que cuenta con unos 20.000 hombres y es uno de sus principales aliados. El Gobierno de Erdogan, aspira al control del enclave en el que residen más de tres millones de civiles, muchos de ellos desplazados desde otras regiones sirias, para controlar los flujos migratorios hacia sus fronteras. Mientras, los enfrentamientos en el suelo y en el aire han provocado docenas de muertos tanto en las filas turcas como en las fuerzas de Al Asad. Y los combates han empujado a casi un millón de civiles sirios hacia Turquía, que respondió abriendo las fronteras hacia Europa para presionar a Occidente a que le apoye. Por otra parte, la Unión Europea acusa a Turquía de desencadenar una “presión migratoria con fines políticos”. El mayor problema, que tiene Erdogan, sin embargo, no lo tiene con la Unión Europea sino con Moscú. Es Putin quien le ha atado las manos en Siria.

Erdogan necesita paz en Siria, pero no es la paz que le ofrece Putin. Putin le obliga a abandonar Idlib, lo que implica asumir muchos más refugiados, puede que hasta un millón, y con ellos la llegada de combatientes yihadistas. También implica comprometer su posición en el norte de Siria para impedir una región bajo control kurdo que sirva de santuario a la insurgencia kurda en Turquía. Pero no tiene elección. Es imposible que Rusia se mantenga neutral mientras las fuerzas turcas atacan a las sirias.

El presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo turco, Recep Tayip Erdogan, que apoyan a partes enfrentadas en el conflicto, se han reunido en Moscú para tratar de poner fin a las hostilidades en el noroeste de Siria, que amenazaban con enfrentar de manera directa a los dos países y que han derivado en una grave crisis humanitaria, con miles de refugiados que tratan de llegar a Europa desde territorio turco y cerca de un millón hacinándose en el lado sirio de la frontera con Turquía. Putin y Erdogan han firmado un comunicación en Moscú que establece una tregua, un corredor humanitario de seis kilómetros de ancho al norte y seis kilómetros al sur de la autopista M4, para que los desplazados puedan volver a la zona y moverse; también patrullas conjuntas en esa estratégica vía de comunicación, que une las ciudades de Alepo con Latakia, ambas en manos del régimen de Al Asad y que ha estado bloqueada durante años debido a los combates. Putin, es un buen conocedor del “mundo árabe musulmán”, se ha puesto en la tesitura de elegir entre Erdogan o Al Asad, y Putin no ha dudado. Al Asad le asegura una larga y fructífera presencia en Oriente Medio, algo que Turquía, que es miembro de la OTAN, no puede garantizar.

La Unión Europea intenta evitar una crisis como la del 2015, cuando más de un millón de personas desbordaron sus fronteras exteriores. A raíz de la crisis del 2015, Turquía y la Unión Europea firmaron un pacto. La Unión Europea pagaría 6.000 millones de euros a cambio de que los refugiados se quedaran en Turquía. Este dinero, sin embargo, no lo entrega al gobierno turco sino al centenar de oenegés que trabajan con los refugiados. Erdogan quiere que la Unión Europea le dé el dinero directamente, no a través de terceros. También quiere actualizar el acuerdo aduanero y que la Unión Europea reduzca los requisitos para que los turcos puedan obtener un visado. La Unión Europea acusa a Erdogan de utilizar a los refugiados para obtener estas concesiones.

Cuidado con Erdogan, es un radical musulmán, un gran aspirante al título de “califa”, recordando del “antiguo imperio otomano” perdido. Erdogan, pretende poca a poco, algunas veces por chantaje utilizando los emigrantes, y otras veces atentamente, por su famosa prepuesta “alianza de civilización” y por ser miembro de la OTAN, para conseguir el apoyo y la ayuda, de EEUU y Europa, para ganar terreno y poder en el Oriente Medio y Próximo.

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