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Campaña «salvaje» de inspecciones a diario en los locales de ocio nocturno de Madrid

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“Queremos que nuestros clientes estén seguros, pero con unos aforos reales, que puedan dar viabilidad a las empresas”, es el anhelo que transmite Javier Olmedo, gerente de la Noche en Vivo, asociación de salas de música en directo de Madrid.

Tras cumplirse un año de la tragedia del Madrid Arena, que acabó con la vida de cinco jóvenes, los empresarios del ocio nocturno madrileño ven cómo sus locales ahora son revisados de forma más intensa que en meses anteriores. Esto ha sido calificado como una “campaña salvaje de inspecciones”, en opinión de Olmedo, quien añade que “sirven para ver si todo se ajusta todo a lo que pone un papel, pero hay que ver si el origen de ese papel responde a un criterio urbanístico”. En este sentido, lo que piden los empresarios es que los aforos se ajusten a las condiciones de seguridad, porque una misma sala, dependiendo del distrito en que se ubique, tiene un aforo u otro. Los locales del centro de Madrid se sienten perjudicados, porque una sala de conciertos en Moratalaz tiene un aforo de 150 personas, cuando en distrito Centro no pasa de 50, “tan inferior que es ridículo”, opina Javier Olmedo, quien solicita que “con ayuda de Protección Civil y bomberos se recalculen estos aforos”.

Todos coinciden en que “el exceso de inspecciones está relacionado con Madrid Arena, aquello fue una fiesta que se escapó de todo control y que nada tiene que ver con nuestros locales”, explica Dyck Angstadt, propietario de la Sala Bogui Jazz en la calle Barquillo. Los empresarios deben estar despiertos durante “todo el año”, apunta Dyck, ya que “nosotros más que nadie, somos conscientes de controlar la afluencia de gente porque nos jugamos la licencia todos los fines de semana”.

La imagen que se proyecta a causa de la intensificación de las inspecciones daña el turismo de Madrid. Esto es algo que opinan empresarios como Juan Ramos, dueño del Berlín Cabaret. “Hemos conseguido que la gente ya no venga a Madrid como centro de ocio, ahora cualquier ciudad de otro país funciona mucho mejor”, en opinión de Ramos, quien apunta que “a la falta de ayudas del Ayuntamiento de Madrid, se añaden persecuciones diarias y los fines de semana, cuando más gente hay, tenemos que sacar todos los papeles, corta el trabajo y es bastante problemático”.

Convencidos de que tienen la razón y con el respaldo de trabajadores y clientes, los empresarios del ocio nocturno llevan meses negociando el asunto de los aforos con el Ayuntamiento de Madrid, aunque por el momento las inspecciones, no cesan.

Rocambolesco cierre de la Sala Caracol

“Persecución brutal sin tregua ni contemplación por parte del Ayuntamiento de Madrid”, así es como definen su situación en un comunicado los dueños de la Sala Caracol, tras su reciente clausura. A raíz de la tragedia del Madrid Arena, en marzo pasado cerraron la sala, en esta ocasión el motivo fue que realizaban una actividad recreativa con una licencia dotacional, o sea conciertos, cuando “siempre hemos tenido licencia de actividad y cumplimos rigurosamente la normativa, el 22 de abril nos levantan el precinto provisional para seguir trabajando hasta completar los tramites”, exponen.

El Plan Especial para el Control Urbanístico Ambiental de Usos, ratificado en Pleno del Ayuntamiento de Madrid, provoca que el edificio en que se ubica la Sala Caracol pase de ser dotacional a terciario recreativo, listo para solicitar la licencia correspondiente. Entonces presentaron la documentación para licencia recreativa de espectáculos y el 19 de julio recibieron el visto bueno del consistorio con un certificado de conformidad.

La Sala Caracol lleva a cabo varias obras de adecuación como indica la nueva licencia. Sin embargo, “ante el silencio administrativo y seguros que esta todo en orden y completo por nuestra parte, en septiembre reanudamos los conciertos, con inspecciones municipales prácticamente a diario”, detallan en el escrito. La Administración dispone entonces de un mes para conceder la licencia después de recibir el certificado, este es el plazo que marca la Ordenanza de Gestión de Licencias de Actividad. Transcurren más de 3 meses sin respuesta, hasta el punto de que tuvieron requerir la licencia por silencio administrativo positivo.

Sin comunicación previa, la Junta Municipal de Arganzuela clausura el 30 de octubre la Sala y alegan que varios informes de la Policía Municipal ponen de manifiesto que en el local se celebran conciertos musicales. “Es público y notorio, cualquiera puede comprobar en nuestra web la programación, no escondemos nada”, dicen desde los gerentes de la Sala, quienes entienden que “estamos convencidos y queremos creer que es un mal entendido y falta de coordinación entre diferentes organismos públicos, esperamos una solución inmediata”.

Subida del IVA a un 21%

“Que abandonen esta locura de subir del 8% al 21% y que nos pongan al IVA del resto del sector turístico que es el 10%”, es lo que denuncia Pedro Serrano, presidente de Asociación de Empresarios de Ocio Nocturno de la Comunidad ‘Noche Madrid’. Los empresarios cifran en 500 las discotecas, bares y salas de conciertos en Madrid que se han visto abocados al cierre en los últimos meses a causa de este incremento. “Es imposible les cuadren las cuentas”, manifiesta Serrano, porque dice que “el ocio nocturno está trabajando en recaudar IVA para Hacienda y es una locura, una cosa es apretarse el cinturón y otra es ahogarnos, nos aboca a la desaparición de todo un sector”.

Desde ‘Noche Madrid’ cifran en más de 30.000 los despidos del sector en España de aquí a finales de año. Esto ya se ha reflejado en locales de Madrid como Moondance, We Rock, Samsara o La Cartuja que son regentadas por Francisco Zamarro, en las que “ha habido dramas en los que lógicamente he tenido que echar a empleados”. En otros caso se les reduce el horario, “había muchos trabajadores contratados por 40 horas y ahora solo hacen 16”, revela  Zamarro, quien también es propietario de los teatros Calderón, Rialto y Arlequín. Aunque la hostelería se resienta más que el teatro, a causa de la subida a un 21% del IVA, “hay sesiones teatrales entre semana que es prácticamente imposible mantener y el problema es que no podemos subir el precio de la entrada porque la gente no iría al teatro”, según Zamarro. A la pregunta ¿los teatros cerrarán?, este empresario responde que “vamos a luchar y aguantar lo que podamos”, para lograr no echar definitivamente el telón.

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