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Distrito Castellana Norte nace como un proyecto de vida y futuro

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Durante casi 20 años se ha paralizado la Operación Chamartín, algo que ha ido degradando la zona durante varios años. Los efectos han sido devastadores, ya que han ido proliferando asentamientos ilegales, a lo que se unen los problemas de seguridad e insalubridad causados por vertederos incontrolados. Todo el ámbito que contemplaba el proyecto se ha convertido en un auténtico desierto tras su progresiva degradación, las industrias que allí operaban han abandonado su actividad.
El deterioro de los terrenos, de más de tres millones de metros cuadrados, son sufridos por los vecinos de Chamartín, Fuencarral-El Pardo y Hortaleza. La causa aparente de lo antes expuesto ha sido la paralización de la renovación urbana que ha revertido en una imagen negativa del corazón de Madrid en el exterior, lo que provoca que el mantenimiento de los terrenos sea inútil e improductivo.
 
Como si de un Escenario 0 se tratara, la situación puede ser aún peor si cabe. El desaprovechamiento del ámbito hace que actualmente solo existan 84 edificios de viviendas y 42 industriales, con la mayoría de inmuebles y oficinas en desuso. Más de una treintena de construcciones se encuentran abandonadas, en desuso u ocupadas de forma ilegal. A esto se unen los terrenos de uso ferroviario a los que se oponen los vecinos por los problemas de ruido e incomunicación entre Fuencarral y Hortaleza. Un auténtico caos que hace impracticable la vida en el corazón de Madrid.
 
Problemas medioambientales
 
La preocupación de los terrenos de la Operación Chamartín se acrecienta con los eriales, que proyectan una imagen de abandono y son peligro de pasto de las llamas durante el periodo estival. Además, el uso del suelo del ámbito como vertedero incontrolado incrementa el riesgo de incendios y se extiende ya desde la Calle 30 hasta el norte. ¿Por qué se vierte en esta zona?, la respuesta es evidente, al no tener un uso urbano es fácil llevar escombros allí sin pagar ningún canon y la falta de vigilancia permite esta actividad ilegal. 
 
Por otra parte, el patrimonio cultural de la capital y de los madrileños se encuentra en peligro, el deterioro de la ermita de San Roque y de Nuestra Señora de Lourdes de los siglos XVI y XIX es más que evidente. Y esa imagen es sustituida por la proliferación de infraviviendas y hasta cinco asentamientos ilegales permanentes con una población de 60 individuos, mayoritariamente rumanos, que desarrollan sus actividades en el propio entorno. Esto afecta a los barrios limítrofes y los propietarios de los suelos han denunciado los hechos, aunque por el momento no ha sido posible su desalojo definitivo por parte del Ayuntamiento de Madrid.
 
La presencia de materiales peligrosos y contaminantes, los aparcamientos incontrolados, la presencia de edificaciones en ruina y la imposibilidad legal de acometer obras de mejora en los edificios existentes complican la situación de la zona.
 
Solución coherente
 
El proyecto Distrito Castellana Norte, heredero de la Operación Chamartín, plantea una solución coherente que abarca todo el terreno. Los 20 años de paralización urbanística de la zona en la corona de Madrid ha agravado los problemas, DCN ha pensado en la modernización de los terrenos así como la prolongación en 3,7 kilómetros del Paseo de la Castellana. Además, piensa en el uso de construcciones inacabadas como oficinas e industrias, algo que fue desechado tras los continuos retrasos del Plan Parcial de DCN. Por eso proponen la aceleración de la actual pérdida progresiva de la actividad industrial y activar por tanto el empleo de la zona con la creación para su iniciativa de más de 120.000 puestos de trabajo. 
 
Entre otras soluciones que plantea DCN se halla la del traslado de las ermitas de alto valor histórico con un estudio pormenorizado, así como mitigar el problema de transporte público con tres nuevas estaciones de metro, dos de cercanías y un nuevo sistema de autobuses de alta capacidad. Además, para evitar el problema de los ruidos, desde DCN han pensado en ampliar el número de pantallas acústicas y reducir el ancho de carriles en las vías principales. 
 
Tras dos décadas de estudio de la capital llega el momento de hacer realidad una actuación que aúne el deseo de empresarios, vecinos y Administración. Recordemos que el proyecto se ha debatido con más de 50 instituciones, se han cumplimentado 49 informes sectoriales favorables a distintos organismos públicos y se han analizado más de 2.200 alegaciones. Por eso DCN no solo apuesta por la renovación de la imagen de la capital sino por un proyecto de vida, y futuro. 

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