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La batalla de Pavía,el rey francés en manos de los soldados españoles

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Antecedentes de la batalla de Pavía

Francia había quedado rodeada por los territorios del Emperador Carlos V, prácticamente todas sus fronteras estaban amenazadas por los intereses españoles y alemanes. Con el otorgamiento del título imperial por los príncipes electores , Carlos I de España y V de Alemania se había convertido en el personaje más poderoso de Europa.

La primera batalla tuvo lugar en Bicoca (cerca de Monza). La victoria aplastante de las tropas españolas hizo que en castellano la palabra «bicoca» pasara a ser sinónimo de «cosa fácil o barata».
 
Los españoles introdujeron un cambio espectacular en la forma de utilizar la infantería de armas de fuego durante la invasion francesa de 1524.A finales de abril,un ejército francés dirigido por Guillaume de Bonnivet,almirante de Francia,se retiraba ante el avance de un ejército imperial,tras ser derrotado cerca de Milán.Los franceses fueron hostigados por una fuerza imperial comandada por el condotiero italiano Juan Médicis,y por el marqués  de Pescara.
 
Las tropas imperiales contaban con un grupo de arcabuceros y mosqueteros,que viajaban a caballo pero luchaban a pie.Acosaron a las fuerzas francesas compuestas por piqueteros y caballos suizos,atacándolas constantemente por los flancos.Cuando la caballería suiza o francesa optaba por cargar,los arcabuceros,encabezados por Pescara,simplemente aprovechaban su movilidad para retirarse y volverse a congregar en otro punto de la línea de marcha francesa.Los franceses sufrieron numerosas bajas,entre ellas la se su comandante.Este episodio,conocido como la Fuga de Sesia,demostró el potencial ofensivo de las armas de fuego,que hasta ese momento habían servido únicamente en el fuego defensivo desde posiciones reforzadas.
 
 
El 28 de octubre de 1524,el rey Francisco I de Francia y su gran ejército iniciaron el asedio de Pavía.La ciudad estaba custodiada por una guarnición imperial al mando de Don Antonio de Leyva.El plan consistía en asegurar la población antes de embarcarse en una batalla para la reconquista de Nápoles.
 
En diciembre Francisco dio un golpe diplomatico cuando firmó un tratado con el Papa,que había abandonado la causa imperial.Confiaba en que Florencia, y tal vez Venecia,se unieran también a la alianza.Por otro parte,una invansión del sur de Francia comandada por Carlos de Borbón,condestable de Francia,que se había unido a las fuerzas del imperio después de una disputa con Francisco,había resultado infructuosa y su ejército se vio forzado a una penosa retirada por los Alpes.
 
Pero el sitio de Pavía no funcionó como Francisco había esperado.El intento inicial de tomar la ciudad al asalto fracasó y los franceses iniciaron un asedio más pausado,haciendo avanzar sus baterías a un ritmo lento y pertinaz.
 
Mientras, en Pavía, los mercenarios alemanes y suizos comenzaban a sentirse molestos porque no recibían sus pagas. Los generales españoles empeñaron sus fortunas personales para pagarlas. Viendo la situación de sus oficiales, los arcabuceros españoles decidieron que seguirían defendiendo Pavía aún sin cobrar.
 
Finalmente llegaron los refuerzos imperiales a Pavía, compuestos por 13.000 infantes alemanes, 6.000 españoles y 3.000 italianos con 2.300 jinetes y 17 cañones 5 los cuales comenzaron a abrir fuego el 24 de febrero de 1525. Los franceses decidieron resguardarse y esperar, sabedores de la mala situación económica de los imperiales y de que pronto los sitiados serían víctimas del hambre. Sin embargo atacaron varias veces con la artillería a los muros de Pavía. Pero las tropas desabastecidas, lejos de rendirse, comprendieron que los recursos se encontraban en el campamento francés, después de una arenga dicha por Leyva.
 
Formaciones de piqueros flanqueados por la caballería comenzaron abriendo brechas entre las filas francesas. Los soldados españoles y lansquenetes formaban de manera compacta, con largas picas protegiendo a los arcabuceros. De esta forma, la caballería francesa caía al suelo antes de llegar incluso a tomar contacto con la infantería.
 
Los franceses consiguieron anular la artillería imperial, pero a costa de su retaguardia. En una arriesgada decisión, Francisco ordenó un ataque total de su caballería. Según avanzaban, la propia artillería francesa (superior en número) tenía que cesar el fuego para no disparar a sus hombres. Los 3.000 arcabuceros de Alfonso de Ávalos dieron buena cuenta de los caballeros franceses, creando desconcierto entre estos. Mientras Lannoy al mando de la caballería y el marqués de Pescara, en la infantería, luchaban ya contra la infantería francesa mandada por Ricardo de la Pole y Francisco de Lorena.
 
Antonio de Leyva reacciona ante la situación favorable de los imperiales españoles y ordenó la salida de sus fuerza de la ciudad para apoyar a las tropas que habían venido en su ayuda. Esta valiente acción de Leyva sobre el ala derecha de los franceses, atrapó al enemigo entre dos fuegos que no pudieron superar.
 
Las tropas de Leyva cercaron a la retaguarda francesa y les cortaron la retirada. Bonnivet, principal consejero militar de Francisco, se suicidó. Los cadáveres franceses comenzaban a amontonarse unos encima de otros. Muchos franceses, viendo la derrota, intentaban escapar. Al final las bajas francesas ascendieron a unos 8.000 muertos y 2.000 heridos.
 
El rey de Francia y su escolta combatía a pie, intentando abrirse paso. De pronto, Francisco cayó, y al erguirse, se encontró con un estoque español en su cuello. Un soldado de infantería, el vasco Juan de Urbieta, lo hacía preso. Diego Dávila, granadino, y Alonso Pita da Veiga, gallego, se juntaron con su compañero de armas. No sabían a quien acababan de apresar, pero por las vestimentas supusieron que se trataría de un gran señor. Informaron a sus superiores. Aquel preso resultó ser el rey de Francia. Otro participante célebre en la batalla fue el extremeño Pedro de Valdivia, futuro conquistador de Chile y su amigo Francisco de Aguirre.
 
Prisionero de los españoles, Francisco I fue llevado a Madrid, quedando prisionero inicialmente en la Torre de los Lujanes, situada en la actual Plaza de la Villa de Madrid. Días más tarde, el rey francés, escribió una carta a su madre expresándole su desgracia: "De todo, no me ha quedado más que el honor y la vida, que está salva".
 
Por imposición de Carlos I , Francisco I firma el Tratado de Madrid. Por el tratado , Francisco I renunciaba a sus derechos sobre Milanesado, Génova, Nápoles, Flandes, Artois y Borgoña en favor del emperador Carlos I. Además, Francisco I se comprometía a casarse con la hermana de Carlos I, Leonor, y a enviar a dos de sus hijos a España como garantía del cumplimiento del tratado.
 
Firmado el tratado, Francisco I quedó en libertad, pero nada más pasar los Pirineos, el tratado fue papel mojado e inmediatamente los franceses volvieron a atacar las posesiones españolas en Italia. Carlos V confió en el honor del francés y la verdad pecó de inocente.
 

 

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