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Fray Tomas de Mercado o el fundador de la Economía

Se ha dicho que una posible causa de la decadencia de España fue el peso excesivo del componente religioso de nuestra cultura. Aparte de que el concepto de decadencia es cuestionable en una nación que durante casi cuatro siglos fue la metrópoli del imperio más grande territorial que se conoce y que hoy en día ha generado una comunidad de hispanohablantes de cuatrocientos millones de personas,  la afirmación sobre el catolicismo hispano es una falacia. No hay nada más que ver en el siglo XVI  la pujanza de nuestra cultura, que se irradiaba desde unos centros universitarios, como el de Salamanca, plenos de un escolasticismo vigoroso. Hablar del Siglo de oro de nuestra cultura es algo sabido, pero mucha gente desconoce la labor de los clérigos que crearon disciplinas tan importantes como el Derecho Internacional (Vitoria, Suarez, Soto) o la Economía (Azpilizcueta, Mercado). De esa Escuela de Salamanca del Derecho y de la Economía, de unos de sus miembros, fray Tomas de Mercado, queremos hoy hablar.

Fray Tomas de Mercado se mueve entre la España peninsular y la Nueva España de la otra orilla del Atlántico como solo un español del siglo XVI sabía hacer. De origen sevillano, profeso en Méjico en la Orden de predicadores, los dominicos, vuelto a la España peninsular,  estudia en Salamanca y tras unos años vuelve embarcar hacia Méjico, falleciendo en 1575   al enfermar cuando su barco llegaba al puerto de San Juan de Ulúa.   Maestro en Teología, su actividad pastoral y docente se desarrolló en el convento dominicano de la Nueva España y en la Universidad de Santo Tomás de Sevilla.

Su obra, la Suma de Tratos y Contratos, es una guía moral para los comerciantes, ante el fenómeno mercantil que supone el descubrimiento del Nuevo Mundo y la afluencia de metales preciosos en relación con los precios y el incremento de la actividad manufacturera que supone las necesidades de los territorios de ultramar. Bajo el principio de la ley natural, Tomas de Mercado analiza las nuevas situaciones que surgen en ese incipiente pre-capitalismo y establece conceptos como el del precio justo que, de haber perdurado esa visión moral del desarrollo económico, hubiesen servido para resolver abusos financieros tan actuales. Fue fuente de manuales de confesores que se editaban para resolver las nuevas controversias morales que surgían con los préstamos y la usura, entre otros.

La obra de Tomas de Mercado se publica en  1569 en Salamanca y la Riqueza de las Naciones de Adán Smith, que se tiene como el fundador de la Economía como ciencia es del 1776.  Es asombroso  que estando tan cerca la Conquista de Méjico y de Perú y que la auténtica explotación económica de los nuevos territorios no se comenzase realmente hasta mediados del siglo XVI, Tomas de Mercado viese tan agudamente los problemas que se planteaban. La monarquía hispana se había declarado en bancarrota en 1557, igual que Francia lo haría dos años más tarde,  entre otras  causas por el inmenso gasto bélico por las guerras en Europa.

La Suma se reimprimió corregida y aumentada en Sevilla tres veces y fue traducida al italiano antes de acabar el siglo. La influencia de la obra de Mercado es reseñable en el siglo XVI y primera mitad del XVII. El pensamiento escolástico español debió llegar  a Adam Smith a través de  Hugo Grocio.

La obra de Mercado ya en pleno siglo XX,  fue redescubierta por  un grupo de prestigiosos Economistas, nacionales y foráneos, que destacaron sus aportaciones al análisis económico. Entre ellos Schumpeter que reivindicó la importancia de Tomas de Mercado. En el centro de su influencia se encuentra la teoría cuantitativa del dinero que la Escuela de Chicago, liderada por Milton Friedman, Premio Nobel de Economía, haría famosa.

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