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Las invasiones españolas de las islas Británicas:Desde el saqueo de Londres a la toma de Cornualles.

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Como refiere  Pedro Fernández Barbadillo,se cree que desde 1066 ningún invasor proveniente del continente ha hollado el suelo británico. En realidad, entre los siglos XVI y XVIII los españoles desembarcaron varias veces en Inglaterra, Irlanda y Escocia.
 
El saqueo del puerto de Londres por los Castellanos.
 
Eduardo Galiano nos habla de la primera incursión de los marinos castellanos y fue el insigne almirante Sánchez de Tovar quién hizo justicia tras la quema por la flota inglesa del Conde de Salisbury de siete naves mercantes castellanas ancladas en la rada de Saint-Malo en marzo de 1373, tras pasar a cuchillo a todas las tripulaciones. Ocurría esto en el contexto de la Guerra de los Cien años. Esta provocación inglesa supondría a posteriori el saqueo e incendio del puerto de Londres en un memorable y audaz ataque de este ilustre marino.
 
Tras los desastres de la Invencible y la Contrarmada inglesa.
 
Tras el fracasó de la Armada Invencible en 1588 por desembarcaran en tierra enemiga. Al año siguiente, el pirata Francis Drake dirigió una expedición contra La Coruña y Lisboa con el fin de acabar con el Imperio español; las tropas inglesas sufrieron terribles derrotas, de modo que las pérdidas en hombres, barcos y dineros de Drake y de su reina superaron las de Felipe II.
 
El saqueo de Cornualles
 
En 1595 Juan del Águila decidió organizar una expedición de castigo contra Inglaterra. La expedición fue encomendada a Carlos de Amésquita, quien, al mando de tres compañías de arcabuceros (unos 400 hombres), zarpó el 26 de julio de Blavet (actual Port-Louis) en cuatro galeras (Capitana, Patrona, Peregrina y Bazana) de la escuadra de Pedro de Zubiaur. Tras recalar en Penmarch, desembarcaron en Inglaterra en la Bahía de Mounts (Cornualles) el 2 de agosto.
 
Las milicias inglesas, que aglutinaban a varios miles de hombres y eran la piedra angular de la defensa inglesa en caso de invasión de tropas españolas, arrojaron las armas y huyeron presas del pánico. En dos días los españoles tomaron todo lo que necesitaban y quemaron las localidades de Mousehole, Paul, Newlyn y Penzance. Al final del día, celebraron una tradicional misa católica en suelo inglés,prometiendo construir una iglesia después de que Inglaterra fuera derrotada.Embarcaron de nuevo, arrojaron a todos los prisioneros por la borda, hundieron una embarcación de la Royal Navy que les había dado alcance y esquivaron una flota de guerra al mando de Francis Drake y John Hawkins que había sido enviada para expulsarlos.Mientras las galeras regresaban a Bretaña, se toparon con una flota holandesa formada por 40 mercantes y seis navíos armados. El resultado de la batalla fue que los españoles hundieron cuatro buques enemigos, sin perder ni uno solo de los suyos.
 
 
 1597 las tormentas salva de nuevo a la pérfida Albión.
 
1597 Felipe II volvió a enviar una nueva flota de invasión contra Inglaterra,la oportunidad apareció tras el fracaso de la flota anglo-holandesa compuesta por 145 naves que trataron de apoderarse del oro de las Indias.

Al mando de esta nueva escuadra estaba Juan del Águila, como maestre de campogeneral, y Martín de Padilla, como comandante de las tropas invasoras, con destinoa Falmouth (punto de destino de la invasión).El tamaño de la fuerza invasión superaba al de la armada de 1588: más de 160 barcos.

 
 
De nuevo las tormentas frustraron la operación española, pero en esta ocasión no se produjeron las pérdidas humanas y navales de la ocasión anterior. Sin embargo,cuenta el erudito Cesaréo Fernández-Duro que siete navíos llegaron a Falmouth y desembarcando a 400 soldados de élite que se atrincheraron esperando refuerzos para marchar sobre Londres. Después de dos días de espera en los que las milicias inglesas no se atrevieron a hostigarlos, recibieron la orden de embarcar, pues la flota se había dispersado irremediablemente, regresando a España sin ningún contratiempo.
 

A la vuelta de su expedición, los jefes de la flota inglesa, el conde de Essex,Walter Raleigh y Thomas Howard se encontraron con acusaciones por haber dejado indefenso el reino y hasta de estar a sueldo del rey español.

 
En apoyo a nuestros aliados irlandeses.
 
Felipe III,aprobó el envió de una expedición militar a Irlanda a cuyo frente puso a Juan de Águila. La flota, que llevaba casi 4.500 soldados veteranos, zarpó de Lisboa el 2 de septiembre de 1601, con el objetivo de tocar tierra en el sur de la isla, y colaborar con los rebeldes, acaudillados por los condes de Tyrone y de Tyrconnell. El destino era Cork, pero los vientos hicieron que fuese Kinsale.
 

Pero quiso la mala fortuna que los invasores españoles fueran sitiados y que los irlandeses que iban a servir de apoyo y guía no aparecieran en el momento adecuado, lo que implicaría unas tablas técnicas con los ingleses, afortunadamente negociadas de buena manera por ambas partes.

 
El último desembarco español en las islas Británicas.
 

El Tratado de Utrecht que puso fin a la guerra de Sucesión española, el país más beneficiado fue Inglaterra y el más perjudicado España.  Felipe V, intentaría darle la vuelta a ese tratado mediante operaciones encubiertas y alianzas militares.

 

En Inglaterra reinaba Jorge I (1714-1727) de la dinastía alemana de Hannover, pero era un monarca muy impopular. Le rechazaban los irlandeses, los escoceses y los católicos ingleses.

 

En 1719, Felipe V y el cardenal Alberoni planearon, de acuerdo con exiliados y agentes británicos e irlandeses, la invasión de Inglaterra y el derrocamiento del monarca alemán. La clave consistía en enviar una pequeña fuerza naval a Escocia,con tropas y armas para los jacobitas, bajo el mando del conde George Keith. Una vez que el ejército inglés hubiera marchado al norte, una fuerza naval mayor, con unos 5.000 soldados y 30.000 mosquetes, desembarcaría en Gales o, de nuevo, en Cornualles, armaría a los jacobitas y marcharía hacia Londres.

 

La flota grande no pudo zarpar de La Coruña a finales de marzo de 1719 debido al mal tiempo, pero la expedición destinada a Escocia y formada por dos fragatas, 307 infantes de marina y 2.000 mosquetes, había salido días antes de San Sebastián.

El 4 de abril, las dos fragatas arribaron a la isla de Lewis, la principal del archipiélago de las Hébridas y se apoderaron de su capital.

 
El gobernador militar inglés se enfrentó con fuerzas superiores (incluso artillería) a los jacobitas y los españoles. El 10 de junio,  se libró la batalla de Glen Shiel, en la que los ingleses vencieron. Los soldados españoles supervivientes fueron confinados en Inverness y Edimburgo; el Gobierno de Londres se negó a pagar su manutención; pero en octubre regresaron a España.
 

Y para terminar este artículo me gustaría hacer una última reflexión haciendo referencia a Eduardo Galiano: la historia oficial de los británicos aplica una severa cortina de silencio o Damnatio Memoriae sobre los hechos irrefutables de las diferentes invasiones y desembarcos acontecidos, para así no perjudicar su imagen de inexpugnables.

 
 
 
Fuentes Wikipedia:John H. Elliott (2001). Europa en la época de Felipe II,
1559-1598. Barcelona: Editorial Crítica, pp. 345. ISBN 978-8-48432-243-6.

Paul de Rapin-Thoyras, Thomas Rymer, Jean Le Clerc, Stephen Whatley & Michael Van

der Gucht (1727). Acta Regia. Tomo IV. Londres: Printed for J. and J. Knapton, pp.

121-122.

«Instituto de Historia y Cultura Naval, Capítulo XI últimos sucesos del Reinado

"HISTORIA DE LA ARMADA ESPAÑOLA DESDE LA UNIÓN DE LOS REINOS DE CASTILLA Y DE

ARAGÓN." TOMO 3. AÑO 1556 – 1621.» (en español).
Paul Bohannan. .

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