“Hay toreros míticos que se han ganado por derecho propio un lugar en nuestra memoria y en nuestra historia. Y uno de estos nombres ha sido, sin lugar a dudas, Luis Miguel Dominguín”. Con estas palabras la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, recordaba al matador de toros durante la inauguración de la escultura realizada en su memoria por Ramón Aymerich, en la explanada de la plaza de las Ventas, en un acto al que también ha asistido el presidente de la Comunidad, Ignacio González.
“Hablar de él es hacerlo de un conocedor de todas las suertes del toreo. Es hablar de un torero poderoso; elegante en su forma de torear; y de un firme dominador”, ha declarado la alcaldesa, quien, además, ha recordado su trayectoria familiar “sus hermanos, Pepe y Domingo, fueron toreros. Por tanto, no tenía nada de extraño que Luis Miguel se hiciese matador de toros”; su precocidad “con quince años –una edad a la que no se permitía torear en España– alternó con sus hermanos en la plaza de Lima”.
En el aniversario de la muerte del matador, que falleció el 8 de mayo de 1996, Ana Botella ha recordado su fama, “fue un hombre mundialmente conocido”, y su habilidad para entablar amistades con escritores, artistas, políticos y jefes de Estado. “Llenó toda una época del toreo y podía permitirse el lujo de decir que era el número uno”.
“Luis Miguel ha sido uno de esos matadores de toros que no ha dejado a nadie indiferente. Ha escrito páginas gloriosas en muchas plazas de España, Francia y América. Por su trayectoria y por su personalidad se merece el homenaje que queremos rendirle con esta escultura de Ramón Aymerich. Un pequeño homenaje -ha finalizado la alcaldesa- a un grande del toreo. Maestro, va por usted”.
