Madrileño de pura cepa, de la Ribera del Manzanares, presume de ser “uno de los últimos gatos que quedan en la capital”. A Juan Benavente lo apodan Rocha por el afamado central brasileño que jugó en el Madrid en la ya lejana década de los noventa. El modelismo es su pasión y la plastilina la materia con la que consigue plasmar sus pequeñas obras de arte. EL DISTRITO charló con este artista del modelaje.
¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del modelaje en plastilina?
Es curioso. Siempre fue un enamorado de los soldaditos de plomo pero cuando era pequeño era una afición muy cara. Entonces, decidí de manera autodidacta crearme mis propias figuras utilizando la plastilina. Al principio eran figuras muy burdas, con un palo y un poco de plastilina creaba un muñeco, pero poco a poco fui evolucionando hasta llegar a hoy.
¿Hay mucha gente que se dedica a lo mismo?
Sí, no soy el único. Aquí de lo que se trata es de modelar plastilina. Siempre se ha hecho en los colegios, las guarderías, etc. En Hispanoamérica por ejemplo hay mucha tradición.
¿Se sigue usando la plastilina en los colegios como antaño?
Sí, pero no tanto como antes. En México, Argentina, Venezuela existe una gran tradición. La plastilina ayuda a desarrollar la creatividad del niño. Yo estoy en un par de grupos que tienen un gran nivel ahora mismo.
¿Por qué la plastilina?
La mayoría modela con terracota o con resina pero mla plastilina es lo más económico y además, ahorra trabajo. El que modela, lo hace con cualquier material. Cada material tiene su técnica. La plastilina debe coger su consistencia. Por ejemplo, en invierno no se modela igual que en verano porque el material se vuelve más duro.
¿Cuánto tiempo le lleva hacer una figura?
Bueno, depende sobre todo del tamaño. Me puedo tirar de 8 a 10 días trabajando unas 12 horas diarias. Suelo trabajar con luz solar porque te puedes dejar la vista con la luz artificial. Aprovecho los momentos de luz que tiene el día.
Es usted un gran aficinado a la Historia.
Sí, es verdad. Sobre todo me interesa el siglo XIX. La documentación es fundamental a la hora de recrear a un soldado. Tienes que fijarte muy bien, no ponerle por ejemplo un galón de más porque si no, la figura pierde rigor histórico.
¿Cuál es su periodo histórico favorito?
Puedo desarrollar cualquier época sin problemas pero me encanta la época del Imperio Británico en el siglo XIX. La época Victoriana. Fundamentalmente por el colorido que tenían los uniformes de los soldados británicos. Otra época interesante es la del Imperio Napoleónico. He tocado muchos palos.
¿Cuáles son sus influencias?
Tengo muchas influencias. Por ejemplo Augusto Ferrer-Dalmau, con el que colaboré hace poco en una exposición en Alcalá de Henares. Es el mejor pintor de batallas del mundo. Otra influencia fue José Palacios, que dibujó la historia a través de cómic.
¿Cómo es su modus operandi?
En primer lugar hago un estudio del personaje. Quiero saber qué me pide la persona que me lo encarga. En segundo lugar tallo una peana de madera. Luego elaboro una gama de colores, sólidos y luego desarrollo la figura. Primero hago el torso y luego las piernas, se trabaja por separado para tener mayor comodidad. Luego se ensambla, lo colocas en la peana y le pones los detalles.
