Ya son varias las quejas de los madrileños acerca de la colocación de los bolardos en algunas calles de la ciudad. Esta vez ha tocado el turno a los existentes en el entorno del Mercado Maravillas, la Plaza de Aragón y la calle Palencia. Conside-ran que son molestos para aparcar, ocasionan caídas a los viandantes y, en algún caso, dañan los vehículos. Más todavía si estos están instalados muy bajos de altura, y resulta complicado visualizarlos desde el retrovisor que, al parecer, es lo que está ocurriendo. Muchos de ellos están desprendidos por los propios golpes que reciben de los vehículos; y “los coches un día sí y otro también en el taller”, aseguran algunos residentes de la zona.