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Berlín

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“Berlín es demasiado interesante para conocerlo sin la ayuda de una guía profesional”. Eso es lo que dice la guía Mª Elena Rehwinkel, y, probablemente, no le falte razón. La nueva capital es tan intensa, que pretender descubrirla por ti mismo en pocos días es tarea digna de figurar en el Guiness. Porque Berlín, la única capital del mundo que fue dividida por un muro, ha cambiado radicalmente de imagen desde su reunificación en 1989. Ahora vive una permanente explosión de acontecimientos renovadores. Es una ciudad llena de contrastes que brinda actividades sin par. Desde las más clásicas hasta la más vanguardistas. Con una futurista arquitectura que asombra al visitante, la puerta de Brandemburgo recuperó, pues, un nuevo protagonismo. En torno a ella, se ha ido configurando un vibrante tejido urbano, con museos, exposiciones, festivales, conciertos, hoteles, restaurantes, terrazas al aire libre, etc., que convive en perfecta armonía con todos sus antiguos tesoros artísticos, monumentales, y esos vestigios históricos tan difíciles de olvidar.

Del recuerdo del Muro a la Isla de los Museos

Ante todo, resulta emocionante acercarse a la Friedrichstrasse para ver el Chek Point Charlie, lo que fue el paso fronterizo entre el Este y el Oeste. Pese a que el muro medía 40 kilómetros en el centro de la ciudad, aún quedan algunos metros en pie. Y pocos son los turistas que no inmortalizan fotográficamente su visita en este punto, en donde hay un museo en el que pueden adquirirse todo tipo de souvenirs al respecto. Pero para sentir el pulso de la ciudad es preciso pasearse por la zona histórica, donde se erigen edificios barrocos y neoclásicos como la Universidad Humbolt o el Museo de Pérgamo. Uno de los más impresionantes del mundo. De patente clasicismo, con gran proliferación de columnas jónicas, alberga las monumentales fachadas de los edificios más importantes de la Antigüedad Islámica y  Mesopotámica. En este entorno de la Isla de los Museos hay otros muy interesantes como  el Bodemuseum, la Alte Nationalgalerie, o Museumsinsel. Como, asimismo, la Biblioteca Real o la Ópera.

Entre caminata y caminata, y, antes de abandonar el bulevar Unter den Linden, es recomendable tomarse una copa en el Bar Newton (Charlottenstrasse 57) del famoso fotógrafo con el mismo nombre, o entrar en Einstein (Kurfürstenstrasse, 58), un sitito clásico donde sirven el famoso pastel de manzana, pasas, y nueces llamado Strudel.

La legendaria y divertida Postdamer Platz

De entre los variopintos barrios llenos de vida y diversión, es indispensable darse una vuelta por Postdamer Platz. Esta legendaria plaza, cerca de la emblemática Puerta de Brandemburgo, ha recobrado el bullicio y la animación que tuvo en los años 20. Ahora ofrece una sorprendente revitalización merced a conceptos arquitectónicos de rabiosa contemporaneidad realizados por Helmut Jahn. Una prueba de ello es la gran cúpula de cristal y acero del Sony Center. O los futuristas edificios de la Deustsche Bahn y de la galería comercial cubierta Arkaden. O de tantos otros que rodean la zona, llena de luminosas cafeterías, terrazas, restaurantes, teatros, y cines. En la Postdamer Platz se celebra también la internacionalmente famosa “Berlinale”, donde se conceden los preciados “Osos de Oro” a los mejores cineastas del mundo. En suma: ¡Berlín es pura vanguardia!

Mas info: Oficina Alemana de Turismo, c/San Agustín, 2-1º . 28014 Madrid;Tel.+34.914293551.
www.germany.travel
www.franciscogavilan.net

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