El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, hizo entrega hoy de las medallas de San Isidro a la Duquesa de Alba, Caja Madrid, el pintor Antonio López y la cantante Luz Casal en un acto que se celebró en el patio de cristales del Palacio de Cibeles.
Así, Cayetana Fitz-James Stuart recibió la Medalla de Honor de Madrid por el papel que ha desarrollado como jefa de la Casa de Alba en los ámbitos social y cultural, así como por su estrecha vinculación a Madrid; la Duquesa ya fue distinguida en 1962 con la Medalla de Oro por la rehabilitación del Palacio de Liria.
La duquesa, que acudió acompañada por miembros de su familia como sus hijos Cayetano y Eugenia, aseguró sentir una "gran alegría" por ese honor y agradeció a Madrid su afecto, además de desear a los Reyes "que reinen muchos años". También para Gallardón, "admirado y querido como político y como amigo", tuvo palabras de agradecimiento.
Por su parte, el primer edil le correspondió recordando que "más de 500 años de tradición familiar han hecho posible una de las mayores colecciones documentales y de arte de Europa" que la Casa de Alba ha "preservado y ordenado".
El galardón de Antonio López, en reconocimiento a su obra artística como pintor y escultor y a su vinculación a Madrid, cobra especial relevancia al conmemorarse el centenario de la Gran Vía, emblemática calle reflejada en uno de sus lienzos más famosos que hoy presidía el acto.
"En su mirada atenta y sensible, pero sobre todo en su tenacidad, vive el secreto de la excelencia", afirmó el primer edil, añadiendo que "su realismo hace el milagro de trascender la mera descripción de lo físico para terminar aprehendiendo su alma".
La cantante Luz Casal también recibió el afecto de los madrileños. De ella se valoró su vinculación a Madrid y su trayectoria artística, que la ha convertido en una de las mejores intérpretes de la historia nacional. Además, Gallardón destacó su "sencillez, entereza de carácter, hondura emocional y sólida formación".
Ella, que deslumbró a los presentes con un espectacular vestido rosa de Amaya Arzuaga, aseguró tener un "sentimiento de enorme gratitud" hacia Madrid por todas las oportunidades que le ofreció cuando llegó para cantar. "Me abrió las puertas y me formó como persona y como artista. Madrid son muchos Madrid, y en todos hay algo que me gusta, me sorprende, me motiva o me emociona. Y desde aquí yo hago una promesa de cariño eterno", proclamó la asturiana.
