El edificio que, desde hace unos meses, alberga el centro social La Osera llevaba una década durmiendo el sueño de los justos a la espera de que el Gobierno de la Comunidad de Madrid construyera un teatro, una escuela de artes escénicas y un espacio para el movimiento ciudadano de la zona, un compromiso adquirido con las asociaciones vecinales del ámbito. El olvido de la Administración se tradujo en abandono y suciedad hasta que un grupo de jóvenes del barrio lo ocuparon, sacaron toneladas de escombro y suciedad y lo convirtieron en un hervidero de actividades lúdicas y formativas. La FRAVM rechaza el desalojo forzoso llevado a cabo y exige al Gobierno autonómico que dé respuesta a las necesidades de equipamientos sociales y culturales del distrito dando uso al abandonado edificio