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Lissavetzky pide el desmantelamiento de La China para acabar con su mal olor

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Para la alcaldesa Ana Botella, no es lo mismo ser ciudadano de un distrito que de otro. Distritos con más dificultades y carencias son los que además deben sufrir los malos olores”. Así resume el portavoz del grupo municipal socialista, Jaime Lissavetzky, el problema de malos olores y contaminación que desprende la depuradora de La China, en funcionamiento desde los años ’60, y que sufren habitualmente unos 300.000 vecinos de Usera, Villaverde y Puente de Vallecas.

Lissavetzky, que visitó ayer la zona junto a los ediles Ruth Porta, Diego Cruz y Pablo García-Rojo, subrayó el hecho de que siempre sean los barrios que mayor desequilibrio soportan los que, además, sufren los problemas derivados de la falta de adecuación tecnológica. “La alcaldesa sostiene que Madrid es un referente en Innovación y Tecnología porque los ciudadanos podemos pagar impuestos por Internet o los parquímetros mediante el teléfono móvil. La realidad real es otra. Se ve y se huele en instalaciones como La China, una instalación obsoleta que produce un perjuicio diario a los vecinos”, ha apuntado el portavoz del PSOE.

“La gestión del problema de olores en La China representa el Madrid de Ana Botella en estado puro. La regidora habla de ciudad inteligente o smart city pero, por muy bien que pronuncie la expresión inglesa, no la lleva a cabo en la capital. Una ciudad inteligente es aquella que mejora la calidad de vida de sus ciudadano, más allá de que se le facilite el pago de tributos”, ha zanjado Lissavetzky.

Desmantelamiento de la planta

El edil socialista ha reclamado el desmantelamiento de la planta, que no se ajusta a la normativa europea, y ha recordado que ese era el propósito del convenio firmado por el Ministerio de Medioambiente y el Consistorio de la capital hace ocho años. En virtud del mismo, el espacio de la planta pasaría a ser una zona verde de 24 hectáreas que ampliaría el Parque Lineal del Manzanares.

La depuradora trata anualmente alrededor de 321.855 m3 de agua diarios, lo que equivale a 20.000 litros de agua fecal por segundo. Ello genera 337.000 kilos de fango diarias, responsable de los malos olores. Cuando inició sus trabajos, hace unos 50 años, la planta estaba aislada de los núcleos urbanos. Sin embargo, la expansión de la ciudad ha provocado que, en la actualidad, los olores de la China estén presentes en el día a día de unos 300.000 vecinos, especialmente durante la tarde y noche. Durante los meses de calor, son habituales las plagas de mosquitos y de otros insectos.

Tal y como ha explicado Lissavetzky, el problema de los olores podría resolverse parcialmente si La China contara con una planta de secado térmico de fangos, como las depuradoras de Butarque y Sur, adecuadas tecnológicamente.

‘Distraer la atención’

Preguntado por las últimas declaraciones de la regidora, en las que apostaba por “racionalizar” el derecho de manifestación, Lissavetzky ha reiterado su oposición a cualquier limitación del derecho de reunión y manifestación. Considera el portavoz del PSOE que la encrucijada de Botella sólo sirve para distraer la atención: “En madrid existen auténticos problemas de gestión: ahí está la nave Boetticher, cerrada desde hace años; los malos olores de La China o el terrible dato de 74.000 familias que no reciben ningún tipo de prestación. Esas son las cuestiones que hay que resolver. La alcaldesa debe saber que la democracia pasa por el derecho de manifestación y de reunión. Es una cuestión de sensatez”, ha concluido.

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