Los hechos se remontan al pasado 17 de enero, cuando varios vecinos alertaron a la Policía con varias llamadas de emergencia sobre las 21.00 horas. Al parecer, se habían escuchado unos disparos en el interior de una vivienda situada en el número 122 de la calle Nicolás Sánchez.
Hasta el lugar se desplazaron varios indicativos de seguridad ciudadana; y una vez allí comprobaron que había tenido lugar un asesinato. El cuerpo de un varón sin vida, con dos impactos de bala, yacía sobre el suelo del domicilio. Y aunque fue asistido por varias unidades médicas de emergencia, Alberto G. ya había fallecido.
A partir de ese momento, comenzaron las investigaciones policiales. Y es que, además del cuerpo de la víctima, en ese domicilio se encontró un auténtico laboratorio de estupefacientes. Todo apuntaba a que el suceso podría haberse desencadenado por motivo de drogas. Y al día siguiente, los agentes detenían al compañero de piso del fallecido, como presunto autor de un delito contra la salud pública.
Sin embargo, con el paso del tiempo y trabajando sobre el caso, la Policía ha conseguido dar con los culpables de la muerte de Alberto G. Tal y como apuntaban las previsiones, los hechos transcurrieron en el marco de un negocio de compra-venta de droga. Los autores materiales del asesinato son dos individuos de raza negra, especialistas en “vuelco”; una actividad delictiva que consiste en robar droga a los narcos simulando una falsa compra. Al parecer, una vez en la vivienda de la víctima, los dos arrestados intentaron pagar el estupefaciente que esta les proporcionaba con billetes falsos. Este hecho provocó una fuerte discusión y como resultado los compradores la emprendieron a tiros con el traficante. Rápidamente cogieron la droga y huyeron de la vivienda.
Tras varios meses de investigaciones los agentes han localizado a estas dos personas, y a un tercero que fue quien los puso en contacto a todos ellos.
