Alrededor de 300 personas se concentraron en la calle Esteban Carros en una jornada en la que se hizo necesaria la intervención de los antidisturbios de la Policía Nacional, que realizaron varias cargas contra los manifestantes.
La tensión en el barrio ha ido en aumento desde que se produjese el trágico suceso el pasado domingo. El martes, dos centenares de personas iniciaron una movilización contra el clan gitano, prendiendo fuego a un camión y causando desperfectos a otros vehículos propiedad de la familia. Ayer, los vecinos ataron globos blancos a la valla de la vivienda donde reside el presunto asesino -el cual se encuentra en paradero desconocido-; a continuación, los presentes cogieron objetos de un parterre anexo, propiedad de esta familia, y los lanzaron contra la vivienda; posteriormente colocaron una lona de plástico y otras telas frente a la puerta de la vivienda y prendieron fuego.
La Unidad de Intervención Policial (UIP), compuesto por una veintena de agentes, se personó en el lugar. Los manifestantes exigieron a los efectivos que localizasen al asesino. Con los nervios a flor de piel, todo indicaba que El Pozo del Tío Raimundo se iba a convertir en un polvorín. Y así fue. Los congregados comenzaron a lanzar latas y objetos contra los policías mientras varios vecinos encendían una motosierra, para luego apagarla, obligó a las fuerzas del orden a cargar. Como consecuencia, una persona sufrió una herida en la cabeza y, tras ser atendida en el lugar por sanitarios del Samur-Protección Civil, fue trasladada al Hospital Infanta Leonor, donde quedó ingresada con pronóstico leve.
Paralelamente, otro grupo de personas atacó la furgoneta de uno de los familiares del presunto responsable del apuñalamiento, rompiendo los cristales y pintando son spray la palabra ‘asesinos’ en mayúsculas. Los efectivos se colocaron entonces alrededor del vehículo, convirtiéndose nuevamente en diana de los objetos que los manifestantes les lanzaban. A medida que pasaban las horas, el ambiente fue recuperando la normalidad.
Diversos vecinos han asegurado que el domingo acudirán a El Rastro, donde al parecer tiene un puesto uno de los familiares del presunto autor de las puñaladas. Los residentes intentarán hacer presión nuevamente para que abandonen el barrio, debido aal temor que aseguran tener por la presencia del clan en el barrio. «No puedes contestarles si nos dicen algo porque a la mínima te dan una mala contestación o te pegan», asegura una de las vecinas de la zona.
Desde la Asociación Vecinal de El Pozo han indicado que el barrio es «un ejemplo de cooperación y tolerancia», extremo que los vecinos han desmentido, asegurando éstos que «siempre hay peleas» y que el barrio es una «zona conflictiva que no presenta mucha seguridad», reclamando más presencia policial para que no ocurran estos hechos. Por su parte, la técnica de igualdad de la Fundación del Secretariado Gitano, Laly Camacho, ha alertado este miércoles del «linchamiento» por motivos racistas que están sufriendo familias de etnia gitana.
