Según adelanta el diario El Mundo, el propietario del piso padecía el síndrome de Diógenes, topándose los agentes del cuerpo de seguridad nacional con gran cantidad de enseres y basura en el domicilio de Santiago. De acuerdo a las pesquisas, el individuo apenas tenía trato con vecinos y familiares, por lo que nadie sospechó que podría haber fallecido en la casa; es más, los residentes del inmueble ubicado en Puente de Vallecas creyeron que se había marchado a vivir a un chalé que tenía en la sierra.
Miembros de un clan intuían que en la vivienda de Santiago no vivía nadie, por lo que acudieron al bloque e interrogaron a los vecinos, llegándoles a preguntar en tono amenazante: “¿Verdad que no vais a llamar a la Policía si okupamos la casa?”. Preocupados por la situación, los residentes del inmueble acordaron contactar con una prima del fallecido para saber si éste se encontraba en la sierra, extremo que la pariente negó.
Fue la prima quien acudió junto con la Policía Nacional a la vivienda de Santiago ante la posibilidad de que pudiese estar muerto. Los efectivos de bomberos también acudieron al inmueble, introduciendo una microcámara en la vivienda a través de una ventana, aunque no pudieron ver nada debido a la acumulación de residuos en el interior. Finalmente, accedieron al domicilio, encontrando en una de las habitaciones el cadáver de Santiago, sentado sobre una silla.
El cuerpo no había entrado en estado de putrefacción debido a las condiciones en las que se encontraba la casa. Los agentes de la Policía Científica no observaron signos que indicasen que se había producido una muerte violenta. La familiar de Santiago declaró a la Policía que había pedido ayuda para conseguir recursos o una residencia, ya que según la pariente el hombre era esquizofrénico.
