Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Bangkok

Mercado flotante BKK.JPG

Tras siete siglos de independencia, el Reino de Tailandia ha mostrado una importante evolución basada en su inquebrantable fe en el budismo, la religión nacional. Sin embargo, a pesar de su fuerte influencia religiosa, el país se ha desarrollado en la modernidad, y hoy, Bangkok, su capital, es un ejemplo de esa transformación, aunque siga respondiendo a los tópicos de las ciudades asiáticas: caliente, caótica, multitudinaria, exótica y divertida. Un pie en la calle basta para comprobar tanto adjetivo descriptivo. Las gigantescas avenidas, por no hablar de la infinidad de calles circulares, colapsan pasadas las cinco de la tarde. Hay que calcular tiempo y paciencia para desplazarse de un lugar a otro, pues Bangkok tiene mucho que ver. Lo imperdible en esta ciudad es el Gran Palacio, la principal atracción turística, Wat Pho, el templo más antiguo, el Barrio Chino, el Parque Dusit, el Museo Nacional, el río Chao Phraya y  Patpong, el barrio de las prostitutas con sus eróticos shows. ¡Cómo no habré venido antes!”

Dentro de esta descripción telegráfica de los lugares ineludibles de Bangkok, hay uno que, al menos para este escritor, es muy seductor y desea destacarlo sobre los demás. Se trata del gran Mercado Flotante llamado Damnoen Saduaky,  famoso en el mundo entero. Está ubicado a 80 kilómetros de la capital. Es como la “Venecia de Oriente” en plan rural. Pero tiene también su romanticismo. Es el único mercado que conserva parte del encanto original de la vida rural y autóctona de Bangkok. A través de sus múltiples canales navegan los botes-mercado tripulados, por lo general, por mujeres vestidas de azul y con los típicos y llamativos sombreros tailandeses. Y desde esos botes, repletos de mercancías, ofrecen  a los clientes y turistas que se agolpan por las orillas, cantidad de frutos y vegetales, entre otros productos, como las típicas especias, condimentos, bebidas, estatuillas de Buda (¿de qué si no?) y un sinfín de recuerdos. Este gran y peculiar mercado se puede recorrer por sus orillas, que hacen a la vez de embarcaderos. O incluso se puede realizar alguno de sus numerosos recorridos de los canales en las típicas lanchas que se ofrecen, pese a que con esta decisión el viajero complica aún más su ya intenso tráfico. Las mujeres comerciantes parecen extraídas de una novela de Pearl S. Buck. Sus caras, sus manos, su mirada, su modo de atrapar la tuya para que le compres algo son cuadros pintorescos, llenos de encanto. Cuando quieres resumir toda esa suerte de sensaciones, lo que uno piensa es “¡Cómo no habré venido antes!”

La primera visión que se tiene, pues, de ese multicolor enjambre de canales, barquitas, vendedoras y productos diferentes es realmente magnética. Te quedas fascinado mirando cualquier detalle. Cualquier rostro de vendedora, ajado con mil bellas arrugas unos, o terso como la piel de un bebé, otros. O cualquier fruta exótica, desconocida por ti, y de la que ardes en deseos de saber a qué sabe. Todo el conjunto es una explosión de colores, olores, sabores, y movimientos perfectamente coordinados. Ninguna barca vendedora tropieza con otra a pesar de circular muy cerca unas de otras en este insólito laberinto de canales.

Como el gran mercado flotante de Damnoen Saduak está relativamente lejos de la capital, hay que madrugar para llegar en horario hábil de mercado (si no recuerdo mal, de 7 a 11 de la mañana.) Por lo que los viajeros más remolones en despegarse de las sábanas harán bien en pasar la noche anterior en alguno de los hoteles de la zona y evitarse el madrugón. El Mercado Flotante no es, obviamente, la única maravillosa sensación que uno recibe de Tailandia: hay miles. Pero no te olvides de ella.

www.franciscogavilan.net.
Más info:The Blueroom. c/Almirante 9—4º izda. 28004 Madrid. Tel. 902.999.157 ; www.blueroom.es

Loading

Loading

Etiquetas:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

el distrito tv

lo más leído

Lo más visto

Scroll al inicio