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Franciacorta

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Si en un restaurante italiano pides un franciacorta, no necesitas añadir más. Te servirán  el champán más apreciado y degustado por todos los italianos. La costumbre de comer con este espumoso se está extendiendo paulatinamente en muchos ambientes del vecino país -como ya sucede en Cataluña-, si bien el nuevo hábito ha de competir con el placer de saborear los vinos tintos y blancos de tradición milenaria.

Aunque Franciacorta es una zona de esplendorosa belleza paisajística, cultural, y arquitectónica de la provincia de Brescia, con el romántico lago de Iseo como telón de fondo, también es el área vitivinícola más afamada de Italia. En ella se ubican las mayores bodegas (cantinas, les llaman allá) y los más importantes productores de vino. Los que primero disfrutaron de la marca DOCG (Denominación de Origen Controlada y Garantizada) en todo el país. Probablemente, esta fervorosa tradición vinícola ha coadyuvado, en gran medida, a que entre sus habitantes reine ‘la filosofía del buen vivir’, actitud que contagian a todos sus visitantes. Porque cualquier viajero interesado en la enología puede intercambiar amablemente impresiones con esos bodegueros, mientras acompañan la cata con exquisitos quesos y embutidos de la zona.

Berlucchi, el hijo de Baco
En este sentido, pronunciar el nombre de Berlucchi en Italia es como citar al mismísimo heredero de Baco, el dios del vino. Es reverenciado porque no sólo es la bodega que produce los vinos tintos y blancos más internacionalmente conocidos, sino porque también elabora el champán que lleva más años deleitando los sentidos visuales, olfativos y gustativos de todos los italianos. El rito de sorberlo con pausas y sin prisas es, además de saludable, un método infalible para liberar el buen humor: hay que tomar, al menos, una copa de vino para afrontar la crisis y otra para olvidarla.

La clave del éxito de este cava se debe, principalmente, a la inteligente dirección de su actual presidente Franco Ziliani, con la eficacísima ayuda de sus hijos Cristina, Arturo y Paolo. Y la de  Francesca Facchetti, que pone su exquisita personalidad y conocimientos al servicio de su difusión en el exterior. Es cierto que las características físico-químicas de la tierra de Franciacorta son privilegiadas para obtener la calidad de que gozan sus caldos. Pero para su elaboración es preciso disponer, no sólo de unas cuevas idóneas, sino renovarse constantemente con avances tecnológicos. Un ejemplo de ello es el proceso electrónico de remouvage, que gira automáticamente cada una de las 55 botellas que contienen sus modernas cajas metálicas. Así, Berlucchi dispone del perfecto control de una operación que no se alcanzaba antes manualmente. 

Otro acierto de Berlucchi ha sido no dejarse arrastrar por la moda de los flying winemarkers (enólogos al servicio de varios bodegueros). Cuenta con un fiel enólogo como es el propio Franco Ziliani, que pone todo su experimentado saber al servicio del éxito, aplicando las técnicas apropiadas para ese terreno, cuya morfología recuerda a los de Chianti y Champán.  No en balde, Berlucchi ha logrado adaptarse a los gustos más exigentes del mercado. Franciacorta está dedicada exclusivamente al vino. Pero también se encuentran en ella prestigiosos restaurantes y complejos hoteleros, como el Relaisfraciacorta (www.relaisfranciacorta.it) con hermosas vistas al lago de Iseo (obligatorio navegar hasta Monteisola ), así como balnearios, campos de golf, y lugares de gran interés turístico como castillos, monasterios, reservas naturales, etc. Sin olvidar que las interesantes ciudades de Brescia, Verona o Milán están a tiro de piedra. 

www.franciscogavilan.net
Más info: www.bresciatourism.it;
Tel.+39 030 2400835 o www.berlucchi.com
Tel.+39 030 984381 en Borgonato (Brescia)

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