El curso escolar ha terminado y los más pequeños afrontan tres largos meses de vacaciones. Una época para el esparcimiento y el descanso en la que, podrían disminuir los delitos de robo, principalmente en algunas zonas del distrito. Eso es lo que consuela a varios padres de alumnos de la Escuela Infantil Los Juncos que, durante el curso han sido víctimas de múltiples hurtos. Al parecer, aparcaban los coches en las calles aledañas al centro mientras dejaban a los pequeños en sus clases. Apenas cinco minutos, que los cacos aprovechaban para saquear bolsos, GPS´s y otros objetos de valor que, los propietarios confiados, dejaban a la vista en los vehículos.
Un simple golpe con algún objeto contundente en la ventanilla del copiloto o del conductor, o una palanca precisa en alguna de las puertas, son los métodos utilizados con asiduidad en los robos de la zona.
Robos muy frecuentes
Tal es la frecuencia de los delitos, que la dirección de la escuela se ha visto obligada a informar a los padres mediante carteles colocados a la entrada. En ellos, les advierten de que no dejen nada a la vista en los vehículos. Pero aún así, los robos no han cesado. El último, se produjo el pasado 16 de junio en torno a las 9.00 horas. Una mujer de 40 años dejaba a su hijo de 2 en la clase y al salir se encontró la ventanilla rota. “Fue cuestión de dos minutos. Salí de la escuela y me habían forzado la puerta para llevarse el bolso y el GPS”, explicaba. “Lo peor es el trastorno que te ocasionan y el susto que te dan”, continúa.
Testigos presenciales aseguraron haber visto al autor y lo describieron como un joven encapuchado que iba en bicicleta. Al parecer, y según le confirmó la dirección del centro a la mujer, se trata de un adolescente de 15 años y etnia gitana que actúa con frecuencia por la zona. Parece que este podría ser sólo uno de los miembros de una banda que lleva varios años practicando este tipo de robos a la puerta del centro escolar. “Muchas veces son los propios vecinos de la zona los que nos avisan de que están robando algún coche”, afirma una de las trabajadoras de la escuela.
Lo que mantiene indignados a los padres es la impunidad con la que actúan. “Llevamos así varios cursos, pero la Policía no hace nada. Nos aconsejan que hablemos con los agentes tutores, pero se trata de menores y no les van a hacer nada”. Resignados, toman sus propias medidas preventivas (cerrar bien los coches, no dejar nada a la vista, etc.) pero piden a la Policía que al menos patrulle durante la entrada y la salida, con el fin de disminuir el número de robos.
