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Una peligrosa banda de atracadores operaba desde el distrito

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Los vecinos de las calles Villal-manzo y Mercurio asistieron atónitos, el pasado 25 de noviembre, a una detención al más puro estilo Hollywood. Alrededor de las 17.00 horas, unos seis vehículos de Policía y Guardia Civil irrumpían en la primera de estas vías, a la altura del portal número 11. El objetivo, acceder a una de las viviendas del primer piso, donde, al parecer, residían el cabecilla de una peligrosa banda de atracadores y varios de sus componentes, de origen rumano. Los agentes entraron en el piso y procedieron a su registro, así como a la detención de varios individuos, ante las miradas confusas de la gente que se concentraba en las viviendas y espacios cercanos. “Bajaron todo lo que tenían en el piso y se llevaron a 7 hombres: cuatro de ellos estaban en la casa, a otros dos los detuvieron en la calle y a otro lo traían desde Mercurio”, afirma una vecina testigo de los hechos. Se trataba de V.S., de 20 años (cabecilla de la banda), S.B., también de 20 años, D.C., de 30, B.F.M., de 22, G.D.P., de 24, I.S., de 23 y G.R.B., de 26.

‘Operación Chimenea’
Las detenciones y los registros efectuados en Vicálvaro se inscriben dentro de la ‘Operación Chi-menea’ que se ha saldado con otras 6 personas de nacionalidad rumana detenidas (4 en Huesca y 2 en Cantabria). Todas ellas formaban parte de una banda organizada, en cuya desarticulación han colaborado agentes de la Guardia Civil de Segovia y de las Comandancias de León, Cantabria y Madrid.

A los detenidos, se les imputan delitos de asociación ilícita y robos con violencia e intimidación y un total de 36 delitos contra el patrimonio cometidos en 14 provincias españolas.

Modus operandi
La banda se trasladaba desde Ma-drid a distintas provincias para perpetrar sus golpes, desplazándose en pequeños grupos de 4 ó 5 individuos. Los integrantes de la red portaban pasamontañas, guantes, linternas, destornilladores y una barra de hierro. Armados así entraban en bares y restaurantes situados en pueblos o áreas de servicio de carretera, aprovechando las horas más bajas de clientela. Mientras la mitad del grupo se quedaba vigilando a la entrada de los locales, el resto entraba dentro amenazando al personal de modo violento y con coacciones. Finalmente, los sujetos extraían el dinero de las máquinas recreativas y las cajas registradoras y se hacían con las pertenencias de los empleados, antes de huir.

Los vecinos de las viviendas cercanas a las registradas aseguran que conocían a los detenidos de vista. Según explicaron a EL DISTRITO vivían en los domicilios de las calles Villalmanzo y Mercurio en régimen de alquiler desde hacía varios meses. “Les veíamos por el barrio, frecuentaban mucho los bares, pero no nos imaginábamos que se trataba de delincuentes”.

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