Viviendas, empresas y comercios han sufrido con frecuencia la acción violenta de los ladrones durante muchos años. Escenarios recurrentes para el robo a los que últimamente en el distrito se está sumando un nuevo espacio: los portales de las comunidades de vecinos. El método es sencillo. El atracador espera a que cualquier vecino entre en esta zona común y, tras asegurarse de que nadie lo acompaña, le asesta un fuerte golpe para dejarlo inconsciente y sustraerle lo que lleve encima.
El pasado 21 de febrero, en torno a las 12.30 horas, un vecino de la calle Cordovín experimentó en sus propias carnes esta modalidad de robo con violencia de la que también han sido víctimas vecinos de otras zonas del distrito. El hombre, de unos 74 años de edad, se dirigía a su vivienda cuando el ladrón le sorprendió, propinándole un fuerte golpe que le dejó semiinconsciente y tendido en el suelo. En pocos segundos, el sujeto le sustrajo el dinero de la cartera y un sello que portaba en una de sus manos. Después, y según cuentan testigos presenciales, atravesó corriendo la calle Casalarreina, donde se detuvo un instante a comprobar su botín. Afirman que “tenía un aspecto sospechoso, mala pinta”, pero lo cierto es que nadie se fijó demasiado.
Semanas antes, en un portal de la calle San Ciriaco tenía lugar un suceso similar. Un hombre de mediana edad sorprendió a un curioso fisgando en los buzones. Al interesarse por lo que buscaba, el individuo le asestó un fuerte golpe y tras robarle la cartera, huyó del lugar rápidamente.
Según parece, este tipo de robos llevan produciéndose en el distrito con cierta frecuencia desde hace algunos meses. Las víctimas habituales suelen ser vecinos mayores de 60 años y se producen principalmente durante los primeros días del mes, cuando los mayores han cobrado sus pensiones.
Aunque la situación no es alarmante, toda previsión es poca.
