El exjugador del Real Madrid, Raúl González, ha declarado en el juzgado de instrucción nº 41 de la capital por un presunto delito de insolvencia punible y otro de alzamiento de bienes, al contraer una deuda en virtud de un Pacto de Socios que posteriormente González incumplió y por el que ahora se le reclaman 9 millones de euros de embargo. Según las informaciones a las que ha tenido acceso OK Diario, el exmerengue habría argumentado que firmaba los contratos sin leer el contenido de los mismos, ya que confiaba en sus asesores: su cuñado, Carlos Redondo, y Alberto de Martín.
González ha señalado ante el magistrado que quien controlaba toda la contabilidad de sus sociedades era Redondo: “Es el que va a las reuniones, el que habla con los fiscalistas, el que habla con los abogados. Es el que tiene todos los poderes y toda mi confianza”, sostiene el futbolista.
En cuanto al problema que lo ha sentado en el banquillo, éste gira en torno a un préstamo de 37 millones de euros que se le concedió a una empresa energética que acabó fracasando. La sociedad Europa Scar Sport, cuyo administrador único es el propio Raúl González, se comprometió a asumir el 20% de dicho préstamo, contrayendo una deuda con el Grupo Aurantia, entidad con la que compartía la empresa que fracasó. “Me dijeron que era una inversión, que iba a ser todo fenomenal”, explica el deportista, quien admite que tenía conocimiento del Pacto de Socios.
El cuñado de Raúl González trasladó todos los activos de Europa Scar Sport a otras sociedades, propiedad del propio familiar. Fue entonces cuando los propietarios de Grupo Aurantia denunciaron a la compañía del futbolista al temer que no hiciese frente a su parte de la deuda. Dicha maniobra de Redondo podría incurrir en un delito de alzamiento de bienes. Raúl González reitera que las decisiones a tomar se las dejó a su cuñado, sin tener conocimiento siquiera de las dificultades por las que atravesaba la sociedad energética.