¿Por qué Posdata?
Un posdata encierra muchas veces más cosas que un escrito entero. Es la última reflexión, una manera de ponerle el último pensamiento en forma de canción y de arreglo a algo que ya has escrito. Creo que es un título que resume muy bien el propio concepto del álbum: canciones ya escritas a las que les pongo mi propia posdata.
¿Te ha resultado más difícil interpretar canciones a las que ya les habían puesto voz otros artistas?
Me ha resultado divertido. Me encerré con los músicos en el local de ensayo y empezamos de cero. Elegimos las canciones y les buscamos una tonalidad distinta adaptada a mi voz y unos arreglos diferentes. “Niña piensa en ti” suena a The Police, “Enamorada” suena más funky, para “La magia del corazón” me he basado mucho en Silo,… He hecho un pequeño homenaje a todos mis referentes con canciones que había escrito hace muchos años y que habían interpretado grandes voces del panorama nacional.
¿Posdata es un punto y seguido en tu carrera?
Este es el quinto álbum que hago con mi compañía de discos actual -Warner Music- y era una bonita manera de acabar una etapa, recopilando mi propia obra repartida entre otros grandes artistas. Está claro que no es un punto y final pero sí un punto y seguido hacia reinventarme.
Después de este disco, y cuando acabe la gira, la idea es sólo hacer apariciones a nivel musical cuando surja la posibilidad de tocar en sitios especiales y encerrarme en mi estudio a recuperar mi esencia, mis raíces y volver a “Pétalos marchitos”, a “Barcos de papel”. Tengo muchas ganas de recuperar al David DeMaría de la cepa de la vid de Jerez de la Frontera.
La gira está yendo muy bien. Ahora mismo, como todo se sabe tan rápido, yo acabo un concierto, enciendo el Facebook y ya hay opiniones. Te enteras rápido de si los temas han gustado, de si has cantado bien esa noche…
Se ha notado muchísimo la falta de capital de los ayuntamientos para sus fiestas patronales. Antes teníamos giras muy intensas, de muchos conciertos, ahora el músico o el artista hace auténticos malabares.
Mi mejor momento fue esa fuerza de energía, de ilusión, de inocencia, en los primeros años en Madrid cuando ibas con tu guitarra a cualquier rinconcito donde te dejaran tocar y prácticamente sin cobrar nada: en el Galileo, en el Café Berlín, en el Libertad 8, en el Búho Real…
Conocí a muchos músicos tocando en esas noches madrileñas y todos seguimos vinculados al mundo de la música, con lo cual creo que hubo una década muy interesante de una cantera muy buena de gente que ha ido dando sus frutos: Antonio Orozco, Vanesa Martín, Melendi,… Ahora que han pasado más de diez años y te das cuenta de que sigues viviendo de esto, uno lo mira hacia atrás con mucha nostalgia positiva y con mucha ilusión de seguir para adelante.
Uno ya se va haciendo más veterano, más maduro, te sorprenden menos las cosas, te vuelves más responsable porque sabes cómo se mueve el sistema y eso también te condiciona un poco. Por eso es bueno desconectar de vez en cuando de toda esta vorágine. Parece que el músico vive en una plataforma superior y para nada. Aquí somos todos currantes. Yo por lo menos me considero una persona obrera de las melodías.
Me siento un privilegiado pero sudando la camiseta. Soy de los músicos que coge su guitarra y presenta su disco en todos los rincones del país; de los que siguen componiendo para otros artistas,… Hoy en día tienes que estar y estar abierto a decir que sí a un montón de cosas.
Vivimos en un país donde la fidelidad al artista no existe prácticamente. Vienen otros y tú pasas al olvido, a la memoria. En España te la juegas cada vez que sacas un álbum. Como aquí somos todos medio artistas…
Van de la mano. No puedo entender una sin la otra. El músico, como el autor es muy extremista y hay que ir constantemente superando pruebas.
Después de componer para muchos y grandes artistas de este país, lo que me apetece ahora es que me pidan las canciones. Me ha pasado por ejemplo con Marta Sánchez.
Ambas son decisivas. He tenido la suerte de escuchar, entender y sentir el flamenco, la fusión de sonidos. Todo eso lo he aprendido en mi tierra; y en Madrid a disfrutar de los grandes cantautores.
Posdata tiene que volver a Madrid. No quiero colgar la guitarra sin volver a la capital.
Además de encerrarme en mi casa para componer, tengo entre manos iniciarme en un musical muy bonito que se va a estrenar pronto en Madrid, en la Gran Vía. Me han hecho una propuesta para ser protagonista.