Han vuelto a mi memoria recientemente algunos sucesos ocurridos en pocos meses en los que los protagonistas son adolescentes. Considero que, una vez más, avisan de que algo ocurre con su educación. La violación en Isla Cristina a manos de unos chavales en julio. O los incidentes de Pozuelo del pasado mes de septiembre son muestra de que abunda la mala educación. Decía el título de artículo divulgativo que leía recientemente, que “Todos educamos mal, pero unos peor que otros”. Con este paradójico enunciado, el autor venía a decir que todo el que educa comete fallos, pero hay fallos peores que otros. Y curiosamente a veces el peor fallo, para mal educar, es no decir lo que está mal. No corregir con modales, en el momento adecuado y con autoridad lo que sabemos que no hacen bien. Cuando se acierta en esto los demás fallos, como nuestro mal ejemplo, son salvables, si hay interés por corregirlos.