El objetivo era “cambiar la vida”. Pero para hacerlo, había que empezar por cambiar la mirada, el punto de vista, la perspectiva desde la que se observa, el modo de ver… Y así es como empezaron los artistas surrealistas a modelar su mundo; un universo de formas extrañas, imágenes aparentemente sin sentido, colores sin luz y metáforas visuales. Trabajaron su técnica a partir de las imágenes estáticas y dinámicas; hoy, la fotografía y el cine nos muestran el resultado de esta obra irrepetible e imitada en todas las artes. Esta exposición, que puede visitarse hasta el 12 de septiembre, llegó a Madrid en junio gracias a la labor cultural de la Fundación Mapfre. En una de sus salas de exposiciones, la de Recoletos, ubicó esta obra de 400 piezas distribuidas en 9 secciones: La acción colectiva; El teatro de la sinrazón; Lo real, lo fortuito, lo maravilloso; La tabla de montaje; Pusión Escópica; El modelo interior; Escrituras autométicas; Anatomía de la imagen; Del buen uso del surrealismo.